Orben

Así comenzaba la historia de Orben, como un concepto moderno que aprovechaba el viñedo viejo de una franja que va desde la localidad de Villabuena hasta la de Laguardia.

Orben cuenta con 74 microparcelas de Tempranillo plantado entre 1945 y 1954. El 100% de estos viñedos está plantado en vaso y tiene una avanzada edad. En ellos se practica una poda corta que favorece los bajos rendimientos.

La mayor parte también está asentado en laderas de erosión suave, con inclinaciones inferiores al 20%, profundidades de unos 40 cm. y elementos gruesos que permiten una reducida retención del agua y una mayor aireación de las raíces.

En cuanto a la viticultura, en Orben buscan intervenir lo mínimo posible durante el ciclo vegetativo de la vid. Como ejemplo, en estos viñedos no se despunta en los meses de verano, pues ello favorecería la formación de bayas gordas pero de escasa calidad.

En el caso de su vino Malpuesto, sus uvas proceden de una única parcela del mismo nombre (dado lo extraño de la ubicación de sus cepas), con más de 80 años de edad y poco más de una hectárea de extensión.

La vendimia en Bodegas Orben se realiza manualmente. Posteriormente, la uva pasa por una mesa de selección manual. Se lleva a cabo después una maceración en frío, con la incorporación de nieve carbónica en la recepción, así como del equipo de frío para mayor extracción de compuestos aromáticos y de color. Durante la maceración posfermentativa se trata de mantener en contacto el vino con las pieles para obtener una mayor extracción del color.

Ya posteriormente tiene lugar la fermentación maloláctica en barrica nueva francesa, generalmente con crianza sobre lías para el aumento del volumen en boca de los vinos. Para el caso de Malpuesto se elabora en depósitos pequeños de 5.000 litros y se le practican varios bazuqueos durante todo el proceso.

Para la fase de envejecimiento, Orben cuenta con más de 400 barricas, de las cuales unas 66 son americanas Cantón y Demptos (16%), y el resto de roble francés (84%) Taransaud, Darnajou, Cadus, Berthomieu y Francois Feres.

Igualmente, esta bodega riojana trabaja con distintas tonelerías, lo que favorece la complejidad de sus vinos, sin que ningún matiz sea evidente sobre otro, sino que estén todos integrados, buscando así matices sutiles que se conjuguen entre ellos.