Presentamos un proyecto berciano con creaciones singulares elaboradas en un pequeño pueblo de montaña leonés, San Pedro de Olleros. [break]
Silvia Marrao es la enóloga al frente de esta bodega, con amplia experiencia en diferentes e importantes regiones vinícolas como Ribera del Duero o Rías Baixas. En 2017, siguiendo su instinto, decidió aventurarse en la creación de sus propios vinos, los cuales representan la tipicidad de esta zona.
Nos situamos a 750 metros de altitud en el valle del río Ancares, en un pequeño pueblo que estaba destinado a desaparecer y por el que Silvia apostó. Aquí se encuentran 18 parcelas con cepas viejas de variedades como la Doña Blanca o la Mencía sobre suelos de pizarra, y otros viñedos en recuperación en terrenos calcáreos. Lo mejor de estas parcelas es que sus suelos son profundos, capaces de aguantar frío, lluvia y nieve, y el déficit hídrico durante el verano, por lo que la materia prima que se obtiene es de gran calidad.
Además, el clima con influencia atlántica y veranos calurosos aporta a las uvas una marcada acidez natural que se manifiesta en la frescura de sus referencias.
En definitiva, vinos naturales parcelarios, elaborados con la mínima intervención, que representan la singularidad berciana, buscando siempre la máxima expresión de las variedades con las que se elaboran. Extremadamente finos, auténticos, placenteros y de limitada producción,revelando su cuidada elaboración artesanal. No se les puede pedir más.