Diemersdal

No obstante, el origen vinícola de estos viñedos se remonta a principios del siglo XVIII. De hecho, la bodega cuenta con un libro del año 1702 en los que ya se hace referencia a 45 barricas, una prensa y varias botellas de vidrio. Fue en 1885 cuando los Low se hicieron cargo de este mito y, gracias a la fe en sus tierras, hoy presumen de una de las colecciones más representativas del país.

La clave del éxito de Diemersdal es el privilegiado terroir de Durbanville. Aquí conectan unas condiciones ideales de topografía, suelo y clima para el cultivo de las variedades bordelesas y las uvas más típicas de Sudáfrica. 

Especialmente singular son sus suelos de Hutton: de color rojo intenso están formados de granito descompuesto con un alto contenido de arcilla. Esta composición retiene la cantidad del agua necesaria para que las viñas puedan sobrevivir y, al mismo tiempo, limita la cantidad de nutrientes a la que tienen acceso las raíces. De este modo, las uvas alcanzan una magnífica concentración aromática.

Otro factor clave, es la influencia fresca del Atlántico que recibe el viñedo en las distintas laderas del norte y del sur de Dorstberg. Gracias a la cercanía del océano, las viñas no necesitan ningún sistema de riego y pueden madurar de forma gradual, uniforme y espléndida.

En la bodega, la familia Low combina con maestría las técnicas más tradicionales y las más innovadoras. Para lograr exhibir la expresión más pura y la diversidad del terruño, usan fermentadores abiertos. En los blancos, la intervención es mínima ya que se busca potenciar el carácter varietal. 

Siempre en evolución y experimentando con nuevas técnicas, levaduras y  barriles, Diemersdal  promete seguir escribiendo en las páginas más importantes del futuro del vino sudafricano.