José Manuel Pérez Ovejas, enólogo y asesor técnico de Juvé & Camps

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Con más de una treintena de vendimias a su espalda, una Ingeniería Técnica Agrícola y un máster en Viticultura y Enología, además de un apellido que respira vino por los cuatro costados, José Manuel Pérez Ovejas (Pedrosa de Duero, 1965) es uno de los enólogos más admirados del panorama español. Hijo y nieto de viticultores y bodegueros, su trayectoria estuvo ligada hasta marzo de 2019 a la bodega ribereña Hermanos Pérez Pascuas. Un año después decidió apostar por el Grupo J&C Prime Brands —liderado por la familia Juvé e integrado por las marcas Juvé & Camps, Propietat d’Espiells, Primeras Marcas y Pagos de Anguix— donde ahora ejerce de asesor técnico corporativo.

Siendo hijo y nieto de viticultores y bodegueros, fue el único de sus hermanos que decidió dedicarse profesionalmente al mundo del vino y continuar el legado de su familia. ¿Por qué no prefirió dedicarse a otra cosa?

Como se suele decir, nací prácticamente debajo de una cepa. Tener ciertas vivencias de pequeño con mi padre me marcaron mucho a la hora de tomar mi camino profesional, aunque fue una decisión totalmente libre. Así, desde que empecé la ingeniería entendí que este era el mundo en el que quería vivir y mi objetivo fue formarme adecuadamente para elaborar un grandísimo vino, pues no quería quedarme en el medio camino. Mis hermanos fueron por otros derroteros como el Derecho o la Educación, pero yo en 1989 ya estaba elaborando vino, así que son ya 31 años dedicados a esta profesión que tanto quiero

¿Qué es lo más importante que ha aprendido de su abuelo Mauro Pérez, que en 1957 impulsó la cooperativa de Pedrosa de Duero, y de su padre Benjamín Pérez Pascuas?

Sobre todo la pasión por las cosas bien hechas, y saber que para conseguir algo hay que trabajar con sacrificio, inteligencia y determinación, sin bajar nunca los brazos ni dar nada por perdido. Eso lo aprendí de los dos. He visto a mi padre trabajar de sol a sol, acometer importantes inversiones y hacer cosas diferentes a lo que hacían los demás. Yo desde el principio tuve claro que quería hacer vinos con una personalidad muy marcada. Hoy en día, hacer un buen vino con los conocimientos y la maquinaria que existe es fácil, pero hacer un gran vino es más difícil porque hay que poner en valor otros detalles tanto en la viña como en la elaboración, que son los que marcan la diferencia. Es cierto que un buen vino nace en la viña, pero luego hay que saber conducirlo hasta que finalmente se embotella. 

Su familia fue impulsora de la creación de la D.O. Ribera del Duero en 1982. Han pasado casi 40 años desde entonces y la región ha cambiado mucho. ¿Cuáles cree que han sido los principales hitos de la Ribera del Duero en estas casi cuatro décadas?

José Manuel Pérez Ovejas

Los comienzos de la D.O. no fueron fáciles ya que éramos muy pocos, pero estábamos convencidos del potencial que teníamos para hacer grandes vinos. Desde ese convencimiento luego se incorporaron otras bodegas y grupos de prestigio que vieron en la Ribera del Duero un diamante, hasta que a finales de los años ochenta empezamos a obtener un reconocimiento por parte de los críticos que hasta entonces solo habían tenido en España los vinos de Rioja. Vega Sicilia fue una punta de lanza para los pioneros que entonces empezábamos. Los años 2000 fueron los de la consolidación, creamos un estilo inconfundible con vinos opulentos, carnosos, con importante concentración y color y también con una mineralidad y frescura evidentes gracias a la altitud y a la heterogeneidad de la región. Sin embargo, no hay que ser autocomplacientes ya que nos queda mucho camino por recorrer. En este sentido creo que tenemos que potenciar los mercados internacionales, que son muy competitivos, para llegar al nivel de los grandes vinos de Francia o Italia.

En 2017 fue galardonado por el diario Expansión como mejor bodeguero del año y un año más tarde La Semana Vitivinícola también lo premió como mejor enólogo de 2018. ¿Qué supuso para usted estos reconocimientos? 

Los premios no me obsesionan. Son reconocimientos que valoro sobre todo cuando te los conceden medios de tanto prestigio, pero para mí el premio más importante es el que te otorga el consumidor final. Cuando por ejemplo vas a un restaurante y alguien te felicita por tus vinos. Yo tengo grandes amigos enólogos que también han merecido importantes reconocimientos y me alegro mucho por ellos. Al final que te valoren siempre te gusta y es un aliciente para seguir creciendo como profesional, pero soy de los que piensan que los mejores vinos siempre están por hacer. Soy un enólogo inconformista y ambicioso.

Sin ánimo de entrar en polémicas familiares, en marzo de 2019 abandonó Bodegas Pérez Pascuas. Un momento que imaginamos fue muy difícil para usted después de tantos años de dedicación. Con la perspectiva que da el tiempo, ¿qué enseñanza ha sacado de esa vivencia? 

Efectivamente fue un momento duro e inesperado, pero de algo así siempre se sacan conclusiones. Yo soy una persona positiva y además desde el primer momento tuve el reconocimiento y el cariño del sector, y muchas personas cercanas me dijeron que tenía que seguir para adelante. Pronto empecé a ordenar mis ideas y a organizar mi futuro y me empezaron a llamar bodegas de reconocido prestigio tanto nacionales como internacionales como Juvé & Camps, a la que estoy muy agradecido.

¿Por qué decidió aceptar la oferta de la familia Juvé?

Es un gran grupo y enseguida me hablaron con absoluta transparencia del proyecto. Yo siempre los he admirado desde fuera, y cuando viajaba al extranjero siempre pedía un cava de Juvé & Camps. Me gusta mucho el proyecto global que tienen y el potencial de bodegas como Pagos de Anguix, en Ribera del Duero. Estoy muy agradecido a Meritxell Juvé y a su padre Joan por la confianza y por cómo me han tratado desde el principio, e intentaré darles todo lo que me pidan desde el respeto y la admiración a todo el equipo técnico. Estoy muy a gusto y muy contento con la acogida que he tenido y quiero expresar mi agradecimiento a todos. Soy una persona que siempre ha creído en los equipos, y pienso que nadie tiene que tomar protagonismo, ya que en equipo siempre salen las mejores ideas y todos nos enriquecemos más. 

Vista de Propietat d’Espiells

¿En qué consiste exactamente su papel como asesor técnico corporativo del grupo y cuáles han sido sus primeros desafíos dentro de él?

Al principio estuve conociendo la casa en profundidad haciendo varios viajes a la zona de Propietat d’Espiells, que conocía menos. Tomé el pulso al grupo y conocí su viñedo, que en total abarca 278 hectáreas con diferentes variedades que van más allá de las típicas del cava. Quise conocer de primera mano todo lo que había allí y luego ya su proyecto en Ribera del Duero, donde lo tenía más fácil por mi experiencia y porque vivo aquí, en Pedrosa de Duero. A nivel técnico mi papel es el de aportar mi experiencia y conocimiento con nuevas ideas. Y luego a nivel corporativo participar en eventos y catas con medios de comunicación, prescriptores y especialistas presentando los vinos del grupo. Es un trabajo muy polifacético que siempre parte desde la base técnica, ya que es mi formación y donde más puedo aportar. 

¿Cómo lleva pasar de trabajar exclusivamente con vinos tintos a hacerlo también con cava, que es el vino por excelencia de Juvé & Camps?

Lo llevo muy bien, ya que estoy viviendo un periodo de enriquecimiento profesional muy grande. Aunque lógicamente tenía ya el conocimiento técnico por lo que he estudiado y catado en todos estos años, no es lo mismo que vivirlo desde dentro. El equipo técnico que el grupo tiene para sus cavas es muy bueno y me están enseñando mucho, ayudándome a abrir un poco mi espectro y a conocer una zona vitivinícola completamente diferente a mi Ribera del Duero natal. Lo estoy viviendo con pasión e ilusión, en contacto permanente con los enólogos de allí. Para mí está siendo una etapa muy bonita. 

Imaginamos que no es ajeno a los diferentes puntos de vista que existen actualmente entre los distintos elaboradores de cava del Penedès. ¿Tiene alguna opinión formada al respecto?

Aunque vivo en la Ribera del Duero, soy consciente de las escisiones que han existido en el entorno de la D.O. Cava. Cada bodega al final toma sus decisiones y sus caminos y me parece bien, aunque Juvé & Camps sigue apostando firmemente por la D.O. Cava como locomotora de la región. Somos líderes en la comercialización de cavas Gran Reserva de la denominación de origen. Hablar de Juvé & Camps es hablar de la D.O. Cava y tenemos muy claro que queremos seguir por este camino. Nosotros nos sentimos muy orgullosos de pertenecer a esta denominación de origen y con el prestigio de nuestra marca hacer crecer  la D.O. en todo el mundo. Al margen de etiquetas, creo que lo más importante es la calidad del producto.

José Manuel, a la izquierda de la imagen, junto a Joan Juvé y su hija Meritxell

¿El consumidor va a apreciar en los próximos años un cambio de estilo en los cavas y vinos tranquilos del grupo como consecuencia de su asesoramiento?

Los cavas y vinos de Juvé & Camps tienen un estilo y una identidad propia, y una historia detrás que los avala, así que no entendería que se percibiera un gran cambio tras mi llegada. Por mi parte intentaré aportar todo lo que pueda, y si en algún aspecto se puede mejorar, se hará; pero tampoco sería lógico que el perfil de los vinos cambiase, ya que tienen una identidad muy definida. Intentaré contribuir al máximo, pero lo más importante es que sigamos en la cumbre haciendo equipo. 

¿Con qué logros se quedaría satisfecho una vez finalice su etapa en el grupo?

Para mí, lo más importante es que la dirección del grupo se sienta satisfecha con mi trabajo y haya cumplido sus expectativas como profesional. Tenemos mucho trabajo a nivel técnico y de comunicación, especialmente con Pagos de Anguix, que es una marca con mucho potencial todavía por desarrollar en la que me voy a volcar muchísimo. Hoy es una marca que está empezando, pero estamos seguros de que será la nueva gran referencia en la Ribera del Duero y estamos haciendo las cosas bien para conseguirlo, aunque eso requiere tiempo. Creo que será una marca admirada y respetada tanto a nivel nacional como internacional y el camino iniciado es muy bueno, ya que se está trabajando con compromiso y ganas de hacerlo bien. 

Y para terminar, una pregunta que le hacemos a todos los bodegueros y elaboradores. ¿Cuáles son los vinos de cabecera de José Manuel Pérez Ovejas al margen de los que él mismo elabora? 

Yo soy ribereño de nacimiento y tengo pasión por los vinos de la zona, especialmente por los más auténticos, no tanto por los más comerciales. También pruebo mucho Rioja y a nivel internacional soy más de Burdeos que de Borgoña. Por supuesto también admiro a los grandes champagnes como Dom Pérignon o Roederer, y Jerez es una zona que todavía tengo que descubrir un poco más. Igualmente tengo predilección por los godellos de Valdeorras, por vinos del Penedès y por los blancos de Rueda con un poco de barrica. Y no me olvido de Toro, que está apostando últimamente por una viticultura más racional, como es el caso de Quinta Quietud. En cualquier caso, para mi los grandes vinos son aquellos que te emocionan y te dejan un recuerdo que perdura para siempre.

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A pesar de ser de Teruel, no me gusta el frío. En 2011 me licencié en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y he trabajado en medios como la Agencia EFE o Unidad Editorial. En 2013 me incorporé al equipo de Contenidos de Bodeboca y desde entonces he aprendido mucho sobre el mundo del vino y los destilados, el cual forma parte de mi día a día. Actualmente soy el Content Lead de Bodeboca y coordino a un apasionado grupo de redactores. Me encantan también el fútbol, el cine, descubrir nuevos restaurantes y viajar.