Comiendo con destilados: una experiencia singular que te cambia los esquemas
Ya llevaba con la mosca detrás de la oreja desde hacía algún tiempo, quizá por la influencia de películas y series anglosajonas y nórdicas en las que en ocasiones nos topamos con una imagen que en España sería inadmisible, comer o cenar con destilados.
Hace unos años ni se me hubiera ocurrido que la mezcla de platos elaborados y destilados pudiera ser apetecible, más bien al contrario. Pero todos tenemos que madurar en algún momento y abrir nuestra mente a nuevas experiencias placenteras. Como de natural soy curioso y mi vida se rige por el método científico, comencé mi investigación más personal en años. El resultado lo quiero compartir con todos vosotros, queridos lectores. Estoy seguro que en la comunidad de Bodeboca habrá exploradores que se lancen a la aventura y me acompañen. Va por vosotros, valientes.
Mi primer acercamiento al maridaje extremo tenía que ser lo más suave posible, incluso un punto refrescante, que no era cuestión de quedarme en la primera rampa del puerto. Elegí una combinación pizpireta y muy jugosa, un pisco sour con un ceviche peruano pleno de sabor y frescura. Las notas cremosas, florales y de uva del pisco se fundieron de una manera extraordinaria con la frescura del marinado cítrico del plato, así como con la textura suave y delicada del marisco y el pescado. Este matrimonio perfecto se podría poner en peligro ya que el pisco combinado con ancas de rana fritas con un toque de limón le podría hacer mucha sombra. La solución, no desdeñar ninguno y compartir en majestuoso trío.
Una vez dado el paso de empezar a usar los destilados como algo más que un trago para el aperitivo o de sobremesa, había que seguir probando. Y di un pasito más, step by step como cantaban los inefables New Kids on the Block, que Dios tenga en su gloria. Ese paso me llevó a desafiarme a mí mismo probando el vodka como acompañante gastronómico. Y para ello tiré de los clásicos, del universo eslavo y nórdico. Primer paso: botella de vodka directamente al congelador para servir en vasitos de chupito estrechos y alargados y beber pausadamente (en eso de beberlo de trago no estoy muy de acuerdo con el imaginario ruso) junto a caviar (no sucedáneo) ingerido a cucharaditas, sin panes ni galletitas que se cargan la esencia “caviarense”. Sublime experiencia pero que no quita el hambre, más bien la acrecienta. Solución: un steak tartar con su buena carne de solomillo de ternera, o de buey, cortada a cuchillo y sin alcaparras, please.
El tercer escalón me llevó directamente al bourbon. Pero a diferencia de lo que había visto en algún restaurante de costillas del medio oeste estadounidense, mi entrada fue con salmón ahumado en pan caliente. Cogí mi Maker’s Mark y di rienda suelta a una maravilla que mis papilas gustativas celebraron con devoción. Qué absoluta maravilla, qué amalgama de sabores, qué texturas, qué manera de elevarse sobre el suelo. Me dije, “si esta mezcla está tan buena, sigamos avanzando” y me zampé una hamburguesa angus poco hecha sin aditamento alguno, que para eso ya tenía uno de los mejores bourbons de Kentucky y no quería que las salsas entorpecieran tan sublime cópula entre la carne y el bourbon. Obviamente, cualquier carne roja jugosa se entiende a la perfección con este destilado, ya sea un chuletón, un lomo de buey, un entrecot o un solomillo, amén de otras.
¿Te gustan las anchoas del Cantábrico, las de verdad? Pues alucina sirviéndolas en pan calentito y regadas por un gran whisky ahumado y turbado como Lagavullin 16. Se te pondrá cara de marino recio. Que hermosura de mezcla. Pero no le irá a la zaga si a whiskies como The Glenlivet 15 o The Glenlivet 18, o los que elaboran en Ardbeg, los juntamos con arenques ahumados, truchas braseadas o cualquier pescado con buena grasa. El omega 3 dará saltos de alegría.
Yo me quedé en estas cuatro combinaciones, pero estoy seguro que habrá cientos de ellas que satisfagan a todos los gustos y paladares. Quien sabe, a lo mejor en un futuro haya una segunda parte de este post, o vuestros comentarios y sugerencias en el mismo lo terminen de afinar.
Beber moderadamente es un disfrute, dar un paso más allá, el infierno. Desde Bodeboca siempre abogamos por el placer y el consumo responsable de bebidas alcohólicas. Nos va la salud en ello.
Prueba los platos mencionados con los siguientes destilados y cuéntame qué tal ha ido la experiencia. Si pinchas en cada una de las botellas tendrás sus fichas a tu disposición. Y obviamente, puedes probar los platos con tus marcas favoritas que encontrarás en el amplio catálogo de destilados de Bodeboca.
* Fotografías cortesía de Pernod Ricard
Licenciado en Ciencias de la Información en su rama de Periodismo por la Universidad Complutense, de Madrid y formando parte del equipazo de Bodeboca desde la primavera de 2018. Aparte de encantarme los vinos y los destilados, soy un viajero apasionado al que le gustan mucho el humor, la radio, el fútbol, la historia, el arte, la buena música, la criminología y la literatura. En los últimos tiempos he descubierto la paz en las plantas y la generosidad en los perros: se rumorea que estoy madurando. Ah, y como solamente se vive una vez, mi filosofía vital se encuentra a medio camino entre el hedonismo y el epicureísmo.