7 proyectos vinícolas de culto que no puedes perderte
Alejados del mainstream, en su mayoría pequeños y decididamente “matones”. El orgullo de lo propio, del origen y de las variedades autóctonas, junto con las maneras de elaborar de antaño, cobran relevancia absoluta en esta selección de proyectos vinícolas de culto dignos de ser seguidos por todo buen aficionado que se precie. Afina tu instinto explorador y déjate llevar por este recorrido con nombres propios que ya están dando mucho que hablar.
Malahierba, la Rufete vieja salmantina más estelar
Una viña encontrada en altitud en la sierra de Francia, una variedad fetiche (la Rufete tinta y blanca) y dos amigos: Silvia Rocher y Manuel García, convencidos de su potencial y de cómo sacárselo partiendo del mínimo intervencionismo tanto en el campo (de ahí su nombre) como en bodega. Desde hace cinco años vienen elaborando así, de forma artesanal y con pequeñísimas producciones, vinos de una elegancia y frescura indudables.
Ya Luis Gutierrez, el hombre de Parker en España, en su reportaje sobre Ribera del Duero y otras regiones castellanoleonesas de junio de 2021, señaló a Malahierba como uno de los proyectos más interesantes en la sierra de Salamanca. En una actualización de enero de 2023 volvió a incluir la bodega y a cinco de sus vinos entre sus destacados anunciando, además, su integración en la D.O.P.
Esta misma impresión se llevó nuestra compañera de Selección y Ventas, Ana Serrano, cuando tuvo la oportunidad de catarlos en la pasada edición de la Barcelona Wine Week (BWW). “Son rufetes muy ricos, elegantes, finos, de trago largo pero complejos y el proyecto es muy pequeñito pero su trabajo de recuperación de viñas viejas es brutal”. Una muesca en una de las zonas menos conocidas pero con más potencial del panorama nacional.
Miguel Castro, poderío montillano
De una sierra norteña a otra del sur, concretamente a la de Montilla (en Córdoba), territorio en el que se localiza la aventura en solitario de Miguel Castro. Natural de estas tierras, descendiente de una familia con larga tradición en el cultivo de la vid y formado enológicamente en Cádiz, ha irrumpido con fuerza en el panorama plasmando la identidad de parajes de la comarca de la Vereda del Cerro Macho, y de la Pedro Ximénez de viñas viejas que allí se enraizan sobre alucinantes suelos de antehojuelas, albariza densa y muy porosa.
Origen, variedad, suelo y clima extremo son “licuados” por Castro para fermentar y envejecer sobre sus lías bajo velo de flor en botas que antes contuvieron fino. ¿El resultado? Blancos del estilo tan en auge de los vinos de pasto supersalinos y punzantes, “un auténtico trallazo”, asegura Ana, que también gozó de ellos en la BWW, dentro del espacio Artisan Wine Attraction, reservado a viñadores independiente con profundas raíces en su propio terruño.
Celler Pardas, la Xarel.lo con cartel ‘winelover’
Es la brillante excepción a la regla de esta selección de vinos de culto, en su mayor parte de proyectos más desconocidos para el público. Porque, como explica Serrano, la bodega de Ramón Parera Pardas y Jordi Aman Cabezas, fundada en el Penedès en 1996, además de ser “supertop” es “querida y apreciada en el mundillo winelover”. De sus 65 hectáreas de viñedo repartidos por los pueblos de Torrelavit y Sant Pere de Riudebitlles y de su finca Can Comas, piedra angular de la casa, salen al año alrededor de 110.000 botellas, pero su enfoque no deja de ser personalísimo y de la más alta calidad.
Como no podía ser de otro modo, todo se forja desde la viña. Y es que Ramón y Jordi, enólogo e ingeniero agrónomo, respectivamente, se consideran “viticultores de los pies a la cabeza”, y según afirman con rotundidad “elaboramos únicamente lo que hemos cultivado personalmente en la viña”, al igual que “los vinos que nos gusta beber y que sean un reflejo del lugar en el que estamos”.
Su porfolio es extenso, incluye un rosado y tintos de la autóctona Sumoll, de Cabernet franc y Cabernet sauvignon, pero sobre todo destaca por sus espectaculares blancos de Xarel.lo, vinos con nervio y complejidad sorprendentes.
También cabe destacar Hermós, su espumoso de Corpinnat, un coupage de las dos uvas más representativas de Celler Pardas, las ya citadas Xarel.lo y Sumoll, que desprenden personalidad, buena estructura y una singular mineralidad.
Finca Fuentegalana, Gredos con un toque atípico
Al suroeste de Ávila, en las últimas estribaciones de la sierra de Gredos, concretamente en el municipio de Navahondilla, custodiada por un majestuosa sequoia y entre pinos, castaños, enebros y robles, se ubica Fuentegalana. La finca de la familia cadalseña Carrillo Torregrosa, con Juan Ramón y su esposa a la cabeza, es el pilar de un proyecto pequeño pero de vinos que guardan grandes sorpresas para quienes los descubren.
En abril de 2020, Luis Gutiérrez escribió de él “como una de las pocas bodegas de Gredos que trabaja principalmente con las variedades de uva francesas Syrah y Cabernet sauvignon, pero aún así está apostando más por la Albillo real y la Garnacha en nuevas plantaciones o reinjertando las existentes”.
Esa mezcolanza de la tradición varietal de la zona con el cultivo de otras castas foráneas sigue siendo uno de los signos distintivos de la casa. Una apuesta intrépida que, unida a la tipicidad de los suelos arenosos de origen granítico y con algo de pizarra de la zona, a una altitud de hasta 720 metros sobre el nivel del mar y a un clima con grandes contrastes, toma cuerpo en vinos de producciones contenidas con mucha fruta y frescura, entre los que destaca especialmente su Soplón Albillo Real 2021, una delicia untuosa con una agradable sensación amarga en boca que conquista sin remisión.
Iria Otero, sentido y sensibilidad galegas
Discretos y elegantes pero también disfrutones y divertidos. Así presenta esta farmacéutica reconvertida en enóloga sus vinos, elaboraciones que hablan del paisaje y de la tradición de Galicia. En Bodeboca, nuestros compañeros de Selección y Ventas le seguían la pista desde hace tiempo. “Probé sus vinos en un restaurante hace un par de años pero hasta la BWW no hemos logrado, por fin, poder incluir en el catálogo un par de referencias suyas”, explica Ana Serrano. En concreto, se trata Sal y Ravia, “un albariño y un godello riquísimos, puro nervio, salinos, persistentes y brutales de verdad”, cuenta con emoción. Y es que eso es justo lo que transmite Iria a través de sus vinos, nacidos de viñas propias y “prestadas” plantadas en pequeñas parcelas de Rías Baixas, Ribeiro, Valdeorras y Ribeira Sacra.
“La base de todo nuestro trabajo es el respeto al entorno. Las viñas se cultivan desde la sostenibilidad y el trabajo en bodega es pausado, intentando expresar las bondades de las uvas que cultivamos”, nos detalla la propia Otero. Aquí, además de las ya consabidas Albariño y Godello, se miman a otras uvas autóctonas como la Treixadura, la Torrontés o la Mencía, esta última protagonista de su próxima creación en ciernes. “Mi aspiración es seguir creciendo como elaboradora año a año, haciendo vinos cada vez más profundos y precisos, manteniendo el alma y la honestidad que busco”, afirma, al tiempo que expresa el deseo de “poder acercar mis vinos y la tradición de nuestras zonas a clientes tanto de nuestro país como del resto del mundo”. De momento, y por fortuna, los nuestros ya tenéis esa oportunidad.
Ca’n Verdura, un elegante y suave soplo isleño
En un antiguo garaje situado en el centro del pueblo mallorquín de Binissalem se obra la magia de uno de los proyectos más interesantes de las islas Baleares.
Al frente de él, Tomeu Llabrés, enólogo de formación y garante de la tradición familiar que se remonta seis generaciones atrás. El destino parecía escrito.
Comenzó en 2010 su propia aventura con las viñas viejas de su abuelo, repartidas por distintos puntos de su pueblo, sin bodega propia pero con una idea muy clara: devolverle el brillo a las variedades oriundas de la tierra, empezando por la tinta Mantonegro.
Desde la humildad y el máximo respeto a ese legado, siguiendo una filosofía de elaboración apenas intervencionista —”mi trabajo es no molestar en el proceso”, ha llegado a declarar en algún momento— alumbra vinos ligeros, fragantes, con mucha fruta y poca barrica, frescos, suaves, elegantes pero también complejos, en un estilo que recuerda más a la reverenciada Borgoña. “Una delicia para tomar por cajas”, sostiene Ana, a la vez que recomienda, además, no olvidarse de sus blancos real y gratamente sorprendentes de Moll, Giró ros o Mantonegro cabellis. Mediterraneidad por los cuatro costados.
Colección de Toneles Centenarios, tesoro alicantino
No dejamos el mediterráneo, esta vez peninsular, para recalar en la comarca del Alto Vinalopó, concretamente en una bodega que, si bien echó a andar como tal en 2020, se asienta sobre una base absolutamente excepcional de historia y tradición. El punto de partida, como en las buenas películas, fue el hallazgo de un tesoro inesperado: la sala de barricas de fondillón de las centenarias Bodegas Ferrero, cerradas en la década de los sesenta con 25 grandes toneles de mediados del siglo XIX.
El rescate y la puesta en valor de estas soleras viejísimas, inalteradas durante más de 60 años, animaron al enólogo David Carbonell a asociarse con las familias Ballester y Ferrero, viticultores descendientes de los antiguos propietarios. Juntos, en la compañía Colección Toneles Centenarios, velan por mantener viva la rica tradición vinícola alicantina a través de sus fondillones y vermuts elaborados a partir del fruto de viñas muy viejas de la local Monastrell, cultivadas a la vieja usanza y siguiendo prácticas biodinámicas, con la mínima intervención, y trabajando con tinajas o lagares de cal y arena. Hoy, la “cueva” de las maravillas no sólo se nutre de estos dulces legendarios top, también lo hace de una gama de vinos secos frescos, jugosos y afrutados que tienen mucho que decir, como señalaba en abril de 2022 Luis Gutiérrez, quien alababa sus mimbres pergeñados en los “métodos de antaño, variedades locales, extracción moderada y crianza en tinaja y barricas viejas de roble”.
Finalizado el recorrido, es hora de pasar de las palabras a los hechos. La colección especial con los vinos de estos 7 magníficos de 2024 te espera ya en Bodeboca. Vas a disfrutarla a lo grande.
Madrileña de Aluche de cuna y militancia, licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y, desde noviembre de 2019, miembro del equipo de Contenidos de Bodeboca. La mayor parte de mi trayectoria laboral ha estado ligada a la información local de mi ciudad en prensa escrita y radio. La casualidad (¿o causalidad?) hizo que cambiara ruedas de prensa, plenos municipales y visitas de obras por historias de bodegas, variedades de uvas y notas de cata con palabras mágicas como sotobosque. Viajar, el mar con los míos, los días soleados, perder la noción del tiempo en un museo y las canciones de siempre de Calamaro, U2 o Bruce Springsteen, son algunas de mis cosas favoritas. Y, por supuesto, si se dan acompañadas de vino, la perfección.