Entrevista a Purificación García, de Bodega Triay
Hoy nos adentramos en el corazón de Monterrei para conocer a Puri García, de la bodega Triay. Ella es descendiente de una familia con seis generaciones de viticultores que nos cuenta cómo ha sido preservar la tradición vitivinícola, su conexión con la tierra y la influencia que han tenido sus padres en su forma de entender y vivir el vino.
¿Siempre soñaste con dedicarte al vino o fue una pasión que descubriste con el tiempo?
Vengo de una tradición vitivinícola ancestral que abarca seis generaciones. Mis padres, viticultores y bodegueros, se dedicaban a la venta de vino a granel. Al heredar las viñas y con la jubilación de mis padres, decidí continuar con esta tradición junto a mi marido, comprometiéndonos ambos plenamente. Hasta la fecha, mis padres siguen involucrados, y ahora también mis hijos. Especialmente Iván, quien se encarga de la parte de marketing y la relación con los clientes.
¿Cómo influyeron tus padres en tu pasión por la viticultura y el amor por la tierra?
Mi amor por la cepa y la tierra me lo transmitieron mis padres: de mi padre heredé ese amor inmenso por la viña; de mi madre, la perseverancia. Y de ambos aprendí el valor del trabajo duro, las horas de dedicación de sol a sol, la ilusión y la pasión que acompañan el crecimiento de cada fruto. El aprendizaje vino de su experiencia, porque en este oficio la mejor academia es la vida misma. Mis padres son el pilar de esta historia tan apasionante y maravillosa que es el vino y el amor por la cepa. He nacido entre uvas y, desde pequeña, he visto cómo dedicaban su vida con una pasión genuina a la vid y la uva. Aunque estudié, fue en este entorno en el que me he formado.
¿Tienes una variedad de uva preferida?
La Sousón es una uva ancestral en Monterrei, aún más antigua que la Mencía, y cuenta con un carácter excepcional. Con ella hemos creado un vino de crianza en barrica en una producción limitada de aproximadamente 800 botellas. Esta cepa crece en una ladera montañosa de terreno pizarroso, arcilloso y con cuarzo, con raíces profundas que se nutren de nacientes de agua de montaña. La viticultura es cuidadosa: seleccionamos las uvas manteniendo pocos sarmientos, lo que potencia la concentración y calidad de la fruta. Esta variedad ofrece características excepcionales: un perfil de sabor intenso y un color único, con matices violáceos, berenjenas y rosados, visibles incluso antes de la extracción del color en el prensado. Para un crianza en barrica la uva Sousón es una elección ideal, y en mi opinión, es una de las mejores uvas tintas de Monterrei. Además, mantenemos la tradición del pisado con los pies, preservando la esencia original de la uva. Con esta uva creamos nuestra marca 38, un homenaje que mi hijo le dedicó a su abuelo, celebrando así tanto la historia de nuestra familia como la riqueza de esta variedad única.
¿Cómo describirías el terroir de Triay?
Estamos, para mí, en la mejor zona de Monterrei. Los suelos que tenemos aquí son muy fértiles, pizarrosos y arcillosos. Además tenemos agua que baja de la montaña, lo que hace que no tengamos problemas con ella en verano por las altas temperaturas y la baja pluviometría. El clima es espectacular, con escasa humedad, lo que hace que utilicemos pocos tratamientos para los hongos.
Desde tu punto de vista, ¿qué distingue a Triay del resto de bodegas en Monterrei?
Venimos de una tradición vitivinícola muy arraigada, una herencia que mis padres llevaron con dedicación exclusiva al cultivo de la vid y a la elaboración de vino. En cada etapa, desde el cuidado de la tierra hasta la bodega, su prioridad siempre fue mejorar la calidad de cada añada, superando la del año anterior. Ellos vivieron plenamente entregados a la vid y al vino, guiados por un amor profundo por la cepa y por la tierra, sin más academia que la experiencia y el aprendizaje diario. Este oficio, que requiere paciencia y precisión, lo seguimos practicando de manera manual, tal como ellos lo hacían. Como me dijo un día mi padre en los viñedos: “Debes amar a la cepa; ámala, y ese amor se verá reflejado en el vino”. Por eso, cada paso es cuidado con detalle: la poda, la selección de los sarmientos y el corte manual, respetando el proceso natural de la vid y manteniendo un contacto directo y auténtico con la tierra. Esta atención minuciosa y el respeto por la cepa es lo que define nuestra manera de trabajar y es, a su vez, lo que distingue a nuestros vinos.
¿Todos vuestros vinos se elaboran de manera tradicional y con pisado de la uva como lo hacía tu abuelo, o solo los de producciones más pequeñas?
Nosotros particularmente trabajamos todo de manera tradicional y manual: podas, vendimias, selección de las uvas en la cepa… Ese contacto manual constante con la viña, ese cariño, ese cuidado es nuestro sello de identidad.
Hace unos 20 años vuestras cepas de Godello fueron injertadas con brotes muy antiguos, provenientes de viñedos con más de 100 años. ¿Qué características únicas aportan estos viñedos a vuestro vino blanco?
Hemos injertado un Godello, que aquí se llamaría Verdello, a partir de cepas de casi 200 años, conservadas y protegidas por la Xunta. Recuperamos estas vides realizando injertos en el brazo, y de esta parcela surgió nuestra marca 3 Mulleres. Es un vino con una dedicación especial a mi madre, pero también un tributo a las tres generaciones de mujeres en nuestra familia: mi madre, mi hija y yo. La idea vino de mi hijo, que quiso expresar su amor por su abuela y honrar la historia de las tres mujeres en la familia. Este godello es 100% sobre lías, y al ser un crianza sobre lías, desarrolla unos matices únicos y una gran untuosidad que lo diferencian de los godellos jóvenes. Durante ocho meses trabajamos y activamos sus lías cada tres días, logrando que el vino absorba todas las características de este proceso, dándole una textura rica y sabores complejos que no se encuentran en vinos jóvenes.
De cara al futuro, ¿podemos esperar alguna novedad o proyecto interesante en la bodega Triay?
Queremos crecer más, pero siempre manteniendo nuestra esencia de una tradición familiar con tanto amor a la tierra, transmitiendo ese amor a la cepa. Que la gente pida un godello y piense en nosotros.
Uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos desde que decidimos continuar con la tradición vitivinícola fue adentrarnos en un mercado nuevo y competitivo. Mis padres siempre habían tenido la venta asegurada a granel, pero al iniciar nuestra propia producción embotellada nos encontramos con grandes dificultades. En un país con tantas denominaciones de origen y una competencia tan intensa, era complicado transmitir el valor de nuestras raíces y contar la historia de nuestra herencia: el sacrificio y el amor por la viña que nos transmitieron nuestros antepasados. Queríamos mostrar esa dedicación y calidad que habíamos cultivado, pero al principio nadie conocía nuestra marca; éramos simplemente otra etiqueta en un mar de opciones. Sin embargo, hemos avanzado paso a paso, con la firme convicción de que este propósito vale cada esfuerzo. Seguimos creciendo, aprendiendo a contar nuestra historia y siempre agradecidos de las ayudas y el apoyo que hacen posible que podamos continuar.
Si tuvieras que elegir un vino que representara el alma de la bodega, ¿cuál sería y por qué es tan especial?
Para mí, los vinos que mejor representan la esencia de nuestra bodega son 38 y Tres Mulleres. En estas etiquetas se refleja la experiencia acumulada, la sabiduría y el amor por la cepa, la perseverancia y el esfuerzo constante en la viña, junto con una dedicación absoluta. Cada botella es el resultado de un trabajo incansable y el fiel reflejo del fruto final de nuestra dedicación.
Te dejo algunas referencias para que descubras Triay:
Triay Godello 2023
Godello elaborado principalmente con el fruto de los viñedos propios de Triay, en el corazón de la D.O. Monterrei. Hace unos 20 años, las cepas de este viñedo fueron injertadas con brotes muy antiguos de esta uva, provenientes de viñedos con más de 100 años y muy bien adaptados a la zona, el terreno y el clima. De esta forma, el vino recupera el paladar y los aromas originales y más auténticos de la variedad, siendo un blanco de lo más equilibrado y elegante, con marcadas notas frutales y florales. Una delicia perfecta para probar junto al aperitivo.
Triay Mencía 2023
Tinto elegante y afrutado que muestra todos los encantos de la Mencía. Tiene deliciosas notas de frutas del bosque y buena estructura en boca. Versátil y con una estupenda relación calidad-precio.
Triay Mencía 2022
Tinto elegante y afrutado que muestra todos los encantos de la Mencía. Elaborado a partir de viñedos privilegiados de Monterrei, las cepas disfrutan de un clima ideal para que esta variedad brille: un fino equilibrio entre la influencia continental y atlántica. Versátil y con una estupenda relación calidad-precio.
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