Entrevista a Josu Amatria, enólogo y copropietario de Amatria

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Hablé con Josu el día antes de la entrevista y no puso ni un pero a que se la hiciera el día siguiente, absoluta disponibilidad. Aún no le conocía, sólo a través de sus vinos. Hablando con él entendí muchas cosas, y sobre todo que, como en el caso de los perros, los vinos se parecen a sus dueños. Se expresa de maravilla, con pasión y bonhomía. Es de esos tipos que apetece conocer en persona y echarse unos vinos hablando de la vida. Mientras tanto, nos conformaremos con sus cinco creaciones

Nuestro conocimiento de Amatria Vinos y Viñedos se produjo en el comité de cata de Bodeboca cuando quedamos absortos ante los tintos de la pequeña bodega navarra. Nos impactaron a todos los miembros del equipo: absoluta unanimidad. Luego supimos que detrás estaba el matrimonio formado por Josu Amatria y Raquel Elizalde, ingeniero agrícola y enólogo, y abogada respectivamente, que visitando un viñedo viejo del pueblo del primero, Ayegui, quedaron prendados de él y se lanzaron a la aventura de recuperar la vieja tradición vinícola de una zona que ha sido desde tiempo inmemorial cruce de caminos, de intercambio cultural y encuentro.

Se arremangaron y nació Amatria, un paraíso de Garnacha y viñedos muy viejos, algunos rozan el siglo de vida, como el abuelo de Josu que suma 95 primaveras. Mínima intervención, ningún empleo de productos sistémicos y búsqueda del certificado ecológico en un futuro cercano, cuando transcurra el tiempo estipulado para poderlo acreditar, ya que cuando se hicieron con las parcelas se encontraban abandonadas o muy poco atendidas. 

Panorámica del viñedo con Ayegui al fondo

Josu, ¿qué es Amatria Vinos y Viñedos? 

El mundo del vino me apasionaba por su componente más allá de lo alimenticio y estudié Enología en la Universidad de La Rioja. Y después de haber trabajado en California y Chile, y en varias bodegas en España, me di cuenta de que en Navarra se habían perdido y extinguido extraordinarios viñedos y quise recuperar una parte de mi legado cultural, aunque no provengo de familia apegada al vino, sino a la hostelería. Quise devolver a mi región lo que creía que le faltaba. Ya había pequeños proyectos en ese sentido, pero me propuse darle a Tierra Estella lo que se había perdido décadas atrás.  

Conocí a Raquel cuando aún no tenía ningún viñedo ni nada, y fue con ella con la que lo descubrí. Tres años antes le enganché a este mundo y le enseñé todo lo que se refiere al mundo del vino, ya que proviene de la abogacía. Ambos somos copropietarios y decidimos todo al 50%, aunque los temas más técnicos los llevo yo y ella está más centrada en los asuntos de legislación del vino, trazabilidad, contabilidad y papeleo con las denominaciones de origen.

¿Todo en el viñedo se hace bajo los parámetros ecológicos? 

No llegamos a ser biodinámicos pero hacemos las cosas típicas de un pequeño viñedo. No tenemos la certificación porque nuestros viñedos estaban en desuso sin estar dados de alta como tales y lo primero es empezar a trabajarlos para que sean reconocidos y con el tiempo esperamos conseguir la certificación de la Consejería de Agricultura. Estamos en plena reconversión. No usamos pesticidas ni herbicidas y empleamos abonos orgánicos.   

¿Qué tiene de especial la comarca de Tierra Estella, y más concretamente la zona de Ayegui?

Lo principal es que es la única región vitícola de Navarra por donde pasa el Camino de Santiago. El paso de gentes de muchos lugares ha ido depositando mucha cultura y sabiduría. Muchas de las variedades de uva estamos seguros de que provenían de ese tránsito. En Ayegui está el monasterio de Irache, que fue hospital y universidad y los monjes cistercienses llevaron la viticultura y el conocimiento del vino que trasladaron desde Borgoña. Estamos en la parte más al oeste de Navarra pegando con La Rioja. Los suelos y el clima son muy parecidos a los de la Sonsierra y la sierra de Cantabria. 

Josu Amatria en el viñedo

¿Cómo influye en vuestros vinos el clima mediterráneo con influencia atlántica que se da en la zona?

Aporta una acidez muy clara y representativa. Tenemos un clima muy similar al de la Rioja Alavesa, con veranos cálidos y secos e inviernos fríos. Pero en verano ese calor se compensa con los vientos atlánticos que llegan desde el Cantábrico. Con eso las noches son más frescas. 

¿Todos vuestros vinos provienen de viñedos centenarios?

No llegamos, todo es posfiloxérico aunque el problema de Navarra fue por las políticas de arranque de cepas posteriores que se dieron entre las décadas del 60 y el 80. Fue una debacle. Los navarros pensamos que íbamos a ser más listos que los riojanos introduciendo variedades autóctonas mejorantes como Merlot, Chardonnay y Cabernet. Nos dimos un tortazo impresionante al haber arrancado todo el viñedo viejo histórico de Garnacha y Mazuela, entre otras. 

¿Por qué todos tus vinos son de Garnacha? ¿Qué tiene de especial?

El vino está hecho de una fruta como la uva. Para mí es crucial que el vino sepa a fruta. No me gusta que sea una fruta densa y empalagosa, los vinos deben ser frescos y refrescantes. Eso viene dado por esa influencia atlántica. Estamos en una zona impresionante con unos suelos increíbles mucho más calizos que los franceses, y a ellos se les llena la boca con eso. Tenemos que creérnoslo un poco más. Son suelos muy antiguos y complejos que tienen una calidad impresionante. La parte caliza les da elegancia y un tanino sedoso. Con esos ingredientes perfectos, la Garnacha se expresa muy sutil, fina y elegante. 

¿Para ti qué es el vino, un alimento o un hecho cultural?

Es mucho más que alimento. Para mi abuelo es alimento y ya está. Es cultura, una forma de vida, un aprendizaje continuo, el camino es interminable, un nexo de unión entre diferentes pueblos y culturas. Es mucho. No hay ningún alimento que llegue al nivel místico que tiene el vino. 

Vamos a presentar tus vinos a los lectores de nuestro blog Vignerons y a los clientes de Bodeboca donde hemos creado una Venta Privada con los cinco. ¿Nos puedes dar una pincelada de cada uno. Empecemos por el único foráneo, entre comillas, ya que proviene de la D.O. Ca. Rioja aunque tiene su origen es el pueblo navarro de Badarán, uno de los 7 municipios de Navarra están adscritos a la denominación Rioja. 

Cepa comenzando a tomar el color rojo del otoño

¿Qué nos vamos a encontrar en El Temblón 2022?

Este vino nace bajo los auspicios de Juan Carlos Sancha, que fue profesor mío en la universidad y actúa como una especie de padrino en este caso. Fuimos a comentarle el proyecto, nos abrió las puertas de su casa y nos dio la oportunidad de hacer un rioja en su bodega. Fue muy generoso. Nace en una viña muy vieja que ronda los 100 años y que está a unos 700 metros de altitud, y hay una gran diferencia con nuestra zona por el cambio de temperatura entre el día y la noche, donde baja mucho. Por eso la uva madura con un estrés muy marcado y concentra más. Se percibe una fruta negra más visible, más licorosa e intensa con hierbas aromáticas; tiene más peso y volumen en boca que los amatrias navarros. Se fermenta todo en madera y se cría en las mismas barricas durante un año. 

¿Con qué te lo comerías? 

Pues lo normal es decir que con un buen chuletón. Es verdad que encaja muy bien con estas carnes rojas, pero es muy versátil y le va bien a un arroz o a unos aperitivos. 

Cuéntanos algo de Amatria 2022.

Es un vino de pueblo, de Ayegui en concreto. Fue el primero que empezamos a hacer Raquel y yo. Sale de tres viñas viejas de 82, 87 y  92 años que no se dedicaban a vino. Las familias dividían las uvas y se las comían. Por suerte, estas familias las mantuvieron y las pudimos comprar. Es un vino que marca muy bien lo que es la Garnacha navarra pero cuenta con una tanicidad que lo hace serio, no simplemente algo ligero. Es muy sedoso, floral y elegante. Es nuestro niñito mimado y nuestro buque insignia. 

Pasemos a Zarapuz 2022.

Lo sacamos el año pasado como un paso intermedio entre Despistao y Amatria. Es un vino de comarca, como Despistao, y es al único que incorporamos algo de Tempranillo, otra de las variedades históricas de la zona que en Navarra ha sido prostituida porque hay viñedos de muy mala calidad. Se intentó imitar a Rioja pensando que el Tempranillo nos sacaría del apuro en su momento y hay gran cantidad plantado en lugares en los que no debería estar. Este está en una viña vieja con suelo pobre que unimos a otras cuatro de Garnacha y nos da una golosina como Zarapuz que no tiene la complejidad de Amatria pero tampoco la inocencia de Despistao. Pasa un año en barrica de roble de 500 litros. Es aún más fácil de beber que Amatria, ligerito porque fermenta en acero inoxidable y no en madera; menos tiempo de crianza y barricas más usadas. Es más bebible. 

Llegamos a Despistao 2023, que es el vino de entrada al universo Amatria, que junto a un aperitivo o una chistorra es tremendo. 

Correcto. Es un garnacha joven sin nada de madera. Queríamos hacer la versión más pura de esta variedad representando fielmente a la viña. En este caso tiene las tres Garnachas, porque encontramos una viña que nos vino como anillo al dedo ya que en ella había plantadas Garnacha tinta, blanca y Roya o gris, una mutación de la tinta que se da un aire a la Pinot grigio. Obtenemos un color más ligero, si cabe, y la uva blanca le da un afinamiento que al hacer la maloláctica lo hace más bebible. Mucha frescura, una golosina este “pequeñín de la familia”. 

Y llegamos a la cumbre, a la joya de la corona, La Cueva de la Mona 2022.

Eso es, la joya de la corona. Lo hacíamos con los mismos tres viñedos que Amatria y le sumábamos uno muy peculiar compuesto por yeso blanquecino con muy poco contenido en materia orgánica, muy pobre. En esta añada lo hemos separado y solamente lo hacemos con él. Tan sólo doscientas cepas de una calidad excelsa. No da más que para una barrica. En cata da fruta más oscura, más intensa y cerrada pero sin ser pesado en boca. Sigue siendo muy fresco y elegante. En el paladar marca muy bien el suelo, esa tiza, esa rugosidad. No se sabe científicamente como esa mineralidad pasa a la copa, pero lo hace. Me enamora. Se hace igual que Amatria pero se cría en barrica de 225 litros porque el volumen es más pequeño. Salen escasas 500 botellitas. Estamos encantados con él. Es como nuestro pequeño cru.

¿Qué le dirías finalmente a los clientes de Bodeboca para que se lancen a probar vuestros vinos?

Si les gusta probar proyectos pequeños, de calidad, hechos con alma y pasión, Amatria es para ellos. Descubrirán otra interpretación de la Garnacha navarra que tiene mucho que escribir dentro del nuevo vino de España y ojalá que no les defraude. Estoy encantado de que los puedan probar en Bodeboca.

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Licenciado en Ciencias de la Información en su rama de Periodismo por la Universidad Complutense, de Madrid y formando parte del equipazo de Bodeboca desde la primavera de 2018. Aparte de encantarme los vinos y los destilados, soy un viajero apasionado al que le gustan mucho el humor, la radio, el fútbol, la historia, el arte, la buena música, la criminología y la literatura. En los últimos tiempos he descubierto la paz en las plantas y la generosidad en los perros: se rumorea que estoy madurando. Ah, y como solamente se vive una vez, mi filosofía vital se encuentra a medio camino entre el hedonismo y el epicureísmo.