Descubre los vinos de Piamonte

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En el extremo noroeste de Italia, rodeado por tres lados por las montañas de los Alpes y de los Apeninos, se encuentra el Piamonte. No es casualidad que Piemonte, su nombre en italiano, signifique literalmente «al pie de las montañas».

Rica en historia y tradición vinícola, es la región con más denominaciones de origen de Italia. El 80% del vino producido aquí se encuentra dentro de al menos una de las 18 DOCG (Denominación de Origen Controlada y Garantizada) o de las 41 DOC (Denominación de Origen Controlada).

Presentar los vinos piamonteses en unas pocas líneas no es tarea fácil. Principalmente tintos, suelen ser en su mayoría monovarietales elaborados con cepas autóctonas. Así pues, hablamos a continuación de tres variedades que por volumen de producción e importancia a nivel local e internacional tienen un papel fundamental en la viticultura piamontesa.

Nebbiolo

Sin duda, la variedad autóctona piamontesa más famosa. Su nombre procede del periodo de cosecha tardío que tiene lugar a finales de octubre. En otoño las colinas de Piamonte están marcadas por la presencia de niebla, «nebbia» en italiano, y de ahí Nebbiolo.

A pesar de su aspecto de uva pequeña con una piel muy fina, la Nebbiolo es muy potente cuando llega a la copa. El hollejo tiene una alta presencia de taninos y baja de antocianos, los pigmentos que dan color al vino, proporcionando tintos de capa baja o medio baja, de un color que va desde el rojo rubí hasta el granate.

Racimos de Nebbiolo

La Nebbiolo encuentra su máxima expresión en dos DOCG del país italiano: Barolo y Barbaresco.

Hablamos de dos tipos de vinos elaborados con 100% Nebbiolo que proceden del mismo paisaje vitícola, las verdes colinas de las Langhe, pero que se producen en municipios diferentes. Tomando como punto de referencia la ciudad de Alba, la zona relativamente pequeña de Barolo (11 municipios) se encuentra en el suroeste, y la aún más pequeña de Barbaresco (4 municipios) al noreste.

Se trata de una diferencia fundamental, ya que la Nebbiolo es una cepa con raíces muy largas, lo que la hace muy receptiva y le permite trasladar a la botella las características de las distintas capas del suelo donde se cultiva. En el Barbaresco el suelo es más rico en nutrientes, por lo que las uvas no generan tantos taninos como en los vinos de Barolo, donde las uvas son más tánicas a causa de un suelo calcáreo o de arcilla, dependiendo de la zona.

Otra diferencia fundamental se refiere a las normas de vinificación relativas al envejecimiento. Son vinos que necesitan una larga crianza, primero en madera (mínimo tres años para el Barolo y dos para el Barbaresco) y luego en botella para alcanzar la excelencia, lo que permite desarrollar aromas terciarios refinados y suavizar el tanino.

Tanto los barolos como los barbarescos son extremadamente complejos en nariz con un amplia gama de aromas a frutos rojos maduros. En ellos predomina el carácter floral y especiado de rosas, violetas, anís, canela y clavo. Destacan por unos aromas que recuerdan al sotobosque (trufa negra y champiñones), pero también a tabaco, pimienta blanca y cuero. En boca son vinos finos y vigorosos, siempre con presencia de taninos, lo que les brinda un alto potencial de envejecimiento, y con un final largo y persistente.

Mientras que el barolo, majestuoso, austero y estructurado, no es casualidad que se les llame “el rey de los vinos”, ha sido descrito a menudo como un vino masculino, debido a su estructura fuerte y robusta; el barbaresco, amable y refinado, ha solido describirse como un vino de carácter más femenino, debido a su gran elegancia y taninos más suaves. Ambos, por supuesto, recibiendo numerosos elogios a lo largo de los años.

Viñedos en las colinas de las Langhe

Barbera

La variedad piamontesa por excelencia, la más extendida, cuyo vino representa más del 30% de toda la producción de la región. Mientras que el barolo y el barbaresco siempre se han producido en pequeñas cantidades para descorchar en días festivos o regalar en ocasiones importantes, el barbera era un vino de uso cotidiano, producido en grandes cantidades y famoso por ser “rústico” debido a su elevada acidez. Hoy en día, sin embargo, este panorama ha evolucionado, y muchas expresiones de Barbera son vinos muy finos y elegantes listos para beber, o de mediana longevidad y buena estructura que resisten el tiempo y evolucionan con el envejecimiento.

Al igual que la Nebbiolo, las características de la Barbera también son reconocibles en la naturaleza del suelo del que procede, de ahí las diferentes improntas que se aprecian en las distintas denominaciones que lo representan. El Barbera es la base de dos vinos DOCG muy renombrados, el Barbera d’Asti DOCG y el Barbera del Monferrato Superiore DOCG.

El vino obtenido de la Barbera es de color rojo rubí oscuro e intenso, muy agradable en nariz, con claros aromas de fruta roja y negra, notas florales con toques especiados y de regaliz que lo hacen muy intrigante. Concentrados, con cuerpo y taninos aterciopelados, casi siempre tienen un agradable frescor en boca debido a la fuerte acidez de la uva.

Dolcetto

La Dolcetto es una variedad autóctona del bajo Piamonte (Monferrato y Asti) que representa el 13% de la producción total. El origen del nombre en sí es incierto: la hipótesis que prevalece es que deriva del alto dulzor de las uvas maduras. De hecho, mientras que el barbera y el nebbiolo tienden a ser más ácidos los primeros y más duros por los taninos los segundos, el dolcetto tiene poca acidez y un bouquet sugerente, tanto que es mucho más suave en el paladar. Una segunda teoría sostiene que su nombre deriva de la expresión piamontesa de dosso o colina (“dosset”).

La Dolcetto nos regala vinos de color rojo rubí intenso con matices violáceos. En nariz es vinoso aunque con intensas notas afrutadas y florales de cerezas, moras, ciruelas, ciclamen y violetas. En el paladar, el dolcetto se revela como un vino de trago fácil, fresco y con taninos delicados. De estructura media y graduación alcohólica moderada, es un tinto de discreta suavidad y con una persistencia que juega sobre todo con los recuerdos de frutas rojas frescas. (https://www.srmfre.com/)

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Soy italiana, de Roma, pero enamorada de Madrid. Descubrir, aprender y saber contar la historia y elaboración de un producto gastronómico es lo que me impulsó a estudiar Tecnología de los Alimentos y a trabajar en el sector agroalimentario. Al formar parte del equipo de Bodeboca, puedo dar rienda suelta a mis ganas de explorar y aprender todo sobre el vino. Y cada vez estoy más convencida de que hay pocas cosas más fascinantes que este maravilloso mundo.