En la Parra, la catedral del ibérico
En pleno casco histórico de Salamanca te espera este templo gastronómico que, con tan solo seis mesas, ofrece una auténtica experiencia gustativa.
En este espacio elegante y acogedor los cocineros te dan la bienvenida desde una cocina a la vista. Ya desde la entrada, percibes la precisión, la dedicación y el talento del equipo que han llevado a esta casa a recibir en 2020 su primera y merecida estrella Michelin.
Los magos detrás de este proyecto son la pareja Rocío Parra y Alberto Rodríguez. Ella es la genio que, apostando por el producto local, da vida a auténticos y refinados manjares. (https://takes2fitness.com/) Por su parte, Alberto está al mando de una carta de vinos muy personal que crea sorprendentes y distinguidas armonías con el menú.
Pizarra y Granito, son sus dos propuestas gastronómicas. Estos nombres son un guiño a los dos tipos de suelo más comunes en los viñedos salmantinos y una declaración de intenciones. Es en el campo charro donde esta pareja encuentra la inspiración, especialmente en el cerdo ibérico. Su vida, su crianza y su montanera tienen un papel fundamental en la carta. (Diazepam) Todas sus formas, texturas y sabores emergen en delicadas elaboraciones.
La parte líquida comparte el mismo protagonismo que la comida. El champagne, los vinos de Jerez, del Jura y, por supuesto, de la Sierra de Salamanca, brillan entre todas las referencias gracias a su gran afinidad gastronómica.
Ahora sí que te sobran motivos para planear un finde en Salamanca.
No te pierdas…
- Su brioche de presa ibérica y caviar maridado con Baud Château Chalon Grand Cru Vin Jaune 2013.
- Su elaboración de farinato, huevo y patata. Un clásico muy charro.
Nos gusta por…
- Su carta de vinos y las mágicas conexiones que crea con los platos.
- La autenticidad y la apuesta por los productos locales y de temporada.
Dirección: San Pablo 80, 37008, Salamanca Teléfono: 92306478
Salmantina trotamundos con el corazón entre España y Canadá. En 2010 me licencié en Comunicación Audiovisual y posteriormente cursé un Máster de Guion donde aprendí los entresijos de lo que más me gusta, escribir historias. Después de trabajar en varios medios de prensa y televisión, en 2014 me fui a vivir a Toronto por amor y allí sentí el otro gran flechazo de mi vida: el mundo del vino. Cuando volví en 2019 a España trabajé de sumiller hasta que en 2021 tuve la oportunidad de entrar en Bodeboca, donde por fin uní mis dos grandes pasiones: redactar historias y vivir el vino en primera persona. Además, me encanta el cine clásico, la gastronomía y viajar.