Maestros de la enología

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Son muchas las personas entregadas en cuerpo y alma al sector vinícola, pero solo unas pocas mentes privilegiadas y creativas son las que pueden cambiar las reglas del juego. Aquí hacemos repaso por algunas figuras que han hecho pasar de nivel a varias regiones y estilos enológicos de nuestro panorama nacional. Por supuesto, hay que mencionar que no están todos los que son, pero sí son todos los que están. Que sirva desde aquí nuestro reconocimiento y respeto a todos ellos.

El vino como alimento y como materia cultural lleva ligado a España desde tiempo inmemorial. Hasta hace relativamente poco, si tenemos en cuenta la perspectiva de la historia, no ha gozado del estatus que tiene en la actualidad. Siempre ha estado ahí, al igual que otros productos de la tierra, pero sin tener un halo de virtuosismo a su alrededor. 

Puede que las primeras en romper con la idea de bebida de consumo más o menos cotidiano para apostar por un bien de calidad fuesen las bodegas de Rioja y Jerez, influenciadas por la visión comercial de bordeleses y británicos respectivamente. Allí se sentaron las bases de lo que nos hace únicos, prendiendo una mecha de inspiración en otras zonas productoras. 

María José López de Heredia (Viña Tondonia) y Antonio Flores (González Byass) perpetúan hoy un legado cargado de éxitos desde sendas catedrales. Llevan a sus hombros la responsabilidad de un pasado centenario y lo hacen mirando al futuro con la soltura de los más grandes.

Una década decisiva para la percepción internacional de los vinos españoles fue la de los noventa. Años cargados de progreso en otros ámbitos (Juegos Olímpicos, el AVE, la Expo…) que fueron testigos del nacimiento de iconos como Peter Sisseck o Álvaro Palacios. Desde la Ribera del Duero y el Priorat colocaron a España en el olimpo Parker.

Siguiendo este recorrido por generadores de marcas de relumbrón no podía faltar Mariano García, vinculado durante años a Vega Sicilia hasta que decidió emprender un camino propio con referencias que tienen ya la categoría de clásicos.

Y hablando de clásicos, también surge la necesidad de reinventarse en bodegas que a priori lo tienen todo ganado. María Vargas y Jaume Gramona han sido piezas clave en la nueva fase que están viviendo las grandes casas de Marqués de Murrieta y Gramona.

Si algo tienen en común estos nombres es su afán de apoyar a todo el sector, creando además sinergias (y no disputas) con otros elaboradores. Ejemplo de ello es Raúl Pérez, uno de los actores del vino más queridos. Desde su cuartel general en el Bierzo está llegando al corazón de aficionados en todo el mundo.

ÁLVARO PALACIOS

Todo lo que toca lo convierte en oro. Hijo de bodegueros de Alfaro, Álvaro Palacios es, sin duda, el profeta del vino español.

Valiente y rebelde abandonó la bodega familiar para explorar otros terruños. A finales de los años 80 se convirtió en el líder de la revolución del Priorat transformando esta D.O.Ca. al borde de la desaparición en uno de los lugares de culto del vino europeo. Esta aventura dio vida a maravillas como Finca Dofí o L’Ermita, uno de los tintos más aclamados del mundo.

Tras su éxito en el Priorat, en 1999 desembarcó en el Bierzo y fundó Descendientes de J. Palacios junto a su sobrino Ricardo Pérez. Atraído por este terruño con ciertas reminiscencias de su adorada Borgoña, a los pocos años se convirtió en el faraón de la región con su maravilla La Faraona, un hito que hizo que el mundo entero fijara su atención en esta D.O.

En el 2000 Palacios volvió a su hogar para mostrar al mundo el potencial de la Garnacha de la Rioja Oriental. El resultado son fascinantes referencias como La Montesa, una perla que democratiza el placer de Rioja.

ANTONIO FLORES

Parece que hubiese una leyenda en la que el apellido Flores haya de estar ligado, necesariamente, a la posesión de un arte sobrenatural para alguna disciplina. Antonio plasma esa magia al observar y escuchar las botas escondidas tras los muros de González Byass, una de las casas más reputadas de la localidad gaditana. Su carisma, su temple y su saber hacer han servido y sirven como inspiración a los elaboradores del Marco de Jerez.

Antonio Flores no solo nació (en el sentido más estricto de la palabra) sino que se crió, al igual que los vinos que custodia, entre las paredes de esta histórica bodega. Con su tiza en el bolsillo y una venencia como herramientas de trabajo, se pasea por los interminables pasillos de albero y botas escribiendo el futuro de Tío Pepe y de otras tantas referencias míticas.

Su labor al frente de los vinos de la casa, que se prolonga ya desde 1980, inspira a quienes buscan que sus soleras y criaderas entreguen vinos representativos de una tierra, de un estilo y de un tiempo. Porque “hacedor de vinos”, como él mismo se denomina en redes sociales, es historia viva de González Byass e imprime su esencia en cada una de sus sacas.

JAUME GRAMONA

El primer español creando burbujas en Champagne y enólogo de la bodega con más renombre en el mundo del cava.

Poco después de graduarse en Dijon, en la primera Facultad de Enología del mundo, Jaume Gramona aterrizó en el Comité Interprofessionel des Vins de Champagne (CIVC) de Épernay con la ilusión de iniciarse en los espumosos. Y es que aunque en España se elaboraban cavas, la formación superior en este estilo de vinos era prácticamente nula. Al llegar al CIVC se le asignó como tutor a Michel Valade, un microbiólogo que se convirtió en uno de los científicos más respetados en el mundo del champagne

A Gramona el mundo del vino le venía de cuna, puesto que provenía de una familia bodeguera con más de cuatro generaciones elaborando vinos tranquilos y excelentes cavas. Mención especial merece Gramona Enoteca Brut Nature considerado el mejor espumoso de España por la Guía Peñín y Decanter en varias de sus añadas.

Actualmente Jaume Gramona es el enólogo responsable de la bodega Gramona, casa con una mezcla de 100 años de conocimientos que van desde los más puramente heredados  hasta su propia experiencia.

MARÍA VARGAS

Conocida por su maestría en el ensamblaje y la cata, María Vargas hace magia con cada vino que crea. Y no es de extrañar ya que recibió el reconocimiento de mejor enóloga del mundo en los premios Women in Wine & Spirits Awards 2021 celebrados en China. Unos premios que reconocen su brillante trayectoria en la industria del vino y la transformación llevada a cabo en el viñedo, en las bodegas y en los vinos de Marqués de Murrieta y Pazo de Barrantes.

Nació en Haro y desde pequeña siempre estuvo rodeada de viñas y bodegas, ya que su familia tenía un negocio relacionado con el embalaje de vino. Tras salir de la universidad se incorporó en una de las bodegas más prestigiosas de la Rioja, Marqués de Murrieta, asumiendo la dirección técnica. Desde entonces lleva trabajando mano a mano con el propietario de la bodega Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga

El buen hacer de María en todo lo que toca ayudó a posicionar el vino Castillo Ygay Blanco 1986, con 100 Parker, en los mejores rankings mundiales. Lo mismo ocurrió con Castillo Ygay Tinto 2010, el cual fue nombrado como mejor vino del mundo por Wine Spectator.

MARÍA JOSÉ LÓPEZ DE HEREDIA

Considerada una de las figuras más importantes del panorama vinícola nacional, Maria José López de Heredia se encuentra al frente de la bodega familiar desde hace dos décadas. Ella representa la cuarta generación de la familia gestionando el proyecto, cuyo estilo ha inspirado a tantas y tantas casas riojanas. Sus vinos, de perfil clásico, y unas elaboraciones en las que impera la tradición, son todo un emblema de la zona.

Porque Maria José y sus Tondonia, su Gravonia y su Bosconia, procedentes de las viñas homónimas, han sido un espejo en el que mirarse desde que la familia levantara su pequeño imperio en el Barrio de la Estación hace casi 150 años. La expresividad y la fidelidad a la tradición son las protagonistas de sus vinos, que persiguen un estilo clásico y perfectamente reconocible por más que pase el tiempo.

Así, López de Heredia sigue siendo ejemplo para tantos elaboradores riojanos que buscan inspiración en una bodega prestigiosa, centenaria y que cosecha elogios desde tiempos inmemoriales. Un ejemplo que muchos han querido seguir y, sin duda, así seguirá siendo.

MARIANO GARCÍA 

Estamos sin duda ante uno de los reyes de Castilla. Durante décadas Mariana García ha mostrado al mundo la diversidad, la calidad y el potencial infinito de los distintos terruños de la meseta.

Se crió entre viñedos en Valbuena de Duero y desde muy joven se inició en la viticultura en la Escuela de la Vid y el Vino de Madrid. Este maestro de la enología elaboró su primera cosecha en Vega Sicilia y fue el director técnico de esta casa hasta 1998. En ese mismo año su pasión e inquietud le llevaron a emprender su propio camino elaborando referencias como Mauro, San Román y Garmón que tienen ya la categoría de clásicos.

Su filosofía se basa en lograr vinos potentes, grasos y longevos que a la vez tengan finura y complejidad. Para ello trata siempre de preservar el terruño y carácter varietal controlando rigurosamente los rendimientos.

Actualmente Mariano García presume de llevar tres proyectos en distintas zonas: Mauro, una bodega en Tudela del Duero que reivindican la identidad del terruño y la personalidad del elaborador, San Román en Toro, donde se experimenta con microvinificaciones, y Garmón Continental la última adquisición de Mariano García en Ribera del Duero.

PETER SISSECK

El mayor fenómeno ribereño de los últimos 30 años no podía faltar en esta lista. En 1996 la región vivió uno de sus grandes hitos con la primera añada de Pingus, un vino destinado a “convertirse en una leyenda” según su primera crítica publicada en The Wine Advocate. Hoy es uno de los vinos más deseados del planeta.

La aventura de este danés comenzó en los 80 ayudando a su tío en la elaboración de vino blanco en Château Rahoul. Después de la fantástica añada de 82, Sisseck terminó sus estudios de ingeniería agrícola en Dinamarca y viajó a California para seguir aprendiendo. Tras una década de experiencia en el Viejo y el Nuevo Mundo, consiguió el puesto de director técnico en Hacienda Monasterio, aterrizando así en la meseta castellana. En 1995 decidió crear su propio vino al modo de los garage wines. Así nació Pingus, gloria ribereña.

Pero como todo mago que se precie, el gran Peter no solo hechiza con su obra maestra, sino que también seduce con su vino bordelés Château Rocheyron y su incursión en Jerez con Viña Corrales, el tremendo fino al que da vida junto a Carlos del Río González de Hacienda Monasterio.

RAÚL PÉREZ

Mago, filósofo, genio … Estos son solo algunos de los adjetivos por los que se conoce a Raúl Pérez, el gran artífice del renacer del Bierzo

Comenzó su carrera en la bodega familiar Castroventosa y en 2003 lanzó su propio proyecto, Ultreia, todo un icono en el que engloba varias referencias de esta querida D.O. Su carácter inquieto y el amor por su tierra le llevaron en 2011 a embarcarse junto a su sobrino César Márquez en La Vizcaína, una bodega que rinde homenaje a su padre y que presume de vinos tan aclamados como El Rapolao.

La esencia varietal y del terruño son las obsesiones del sabio leonés. Por ello, elabora con mínima intervención, con levaduras autóctonas y casi siempre con raspón.

Sus crianzas son muy delicadas, evitando enmascarar los matices primarios, especialmente de la Mencía, su gran amor. Este trotamundos no solo ha revolucionado el Bierzo, también ha dejado huella en diferentes zonas de España y del mundo.

Merece especial mención su aportación en las regiones gallegas con creaciones tan admirables como El Pecado y Sketch, el albariño cuya crianza tiene lugar bajo el mar y que el propio Raúl definió como su vino más complejo.

Autores: Cristina Carpintero, Blanca García, Ana Gómez y Selu Rodríguez

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De Málaga, amante del vino y la comida en general, y de la manzanilla y los torreznos en particular. Publicitario de formación y profesión, dejé el mundo de las agencias de publicidad para entregarme a una pasión: la comunicación del universo vinícola.

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Salmantina trotamundos con el corazón entre España y Canadá. En 2010 me licencié en Comunicación Audiovisual y posteriormente cursé un Máster de Guion donde aprendí los entresijos de lo que más me gusta, escribir historias. Después de trabajar en varios medios de prensa y televisión, en 2014 me fui a vivir a Toronto por amor y allí sentí el otro gran flechazo de mi vida: el mundo del vino. Cuando volví en 2019 a España trabajé de sumiller hasta que en 2021 tuve la oportunidad de entrar en Bodeboca, donde por fin uní mis dos grandes pasiones: redactar historias y vivir el vino en primera persona. Además, me encanta el cine clásico, la gastronomía y viajar.