Mallorca: distrútala también en otoño
Prepara la maleta porque volamos a la isla española más conocida del Mediterráneo: Mallorca. Sin duda, un lugar de paisajes idílicos que pasan de la sierra a la costa en un abrir y cerrar de ojos y que han sido inspiración de escritores desde Ruben Dario a Graves o Cela, músicos como Chopin, con sus Preludios de Valldemossa, y pintores como Miró o el más reciente Barceló.
Este lugar no es solo recomendable para una escapada de verano, en otoño las temperaturas son más suaves, la afluencia turística es más baja, los paisajes más verdes y comienzan las fiestas de la vendimia, donde uno puede ser de los primeros en catar los vinos de las nuevas añadas.
Esta estación convierte a la isla en un destino obligado para todo winelover.
La última quincena de septiembre en Binissalem, el pueblo vinícola más conocido de las Islas Baleares, tiene lugar la “festa del vermar”, momento muy esperado por los viticultores de la isla, ya que marca el inicio de la elaboración de las nuevas añadas. En este festival se pueden degustar los nuevos vinos mientras se cenan los tradicionales fideus de vermar; un plato que consta de cordero cocido a fuego lento, con especias y fideuá.
Además se hacen los correfocs, un “baile de diablos” cuya tradición se remonta al siglo XII. Un espectáculo de fuego que representa la lucha entre el bien y el mal. Toda una experiencia que merece la pena ver.
También tienen lugar competiciones de pisado y lanzamiento de uva, una práctica bastante similar a la famosa tomatina de Valencia y que atrae principalmente a los más jóvenes. Es una fiesta muy recomendable si visitas Mallorca en esta época. (hotcanadianpharmacy.com) Finalizada, tiene lugar en Consell la feria del vino de otoño, donde además de vinos encontrarás productos artesanales y muestras culinarias.
Por qué visitarla
No todo es sol y playa en Mallorca. Además de sus bonitos paisajes y su riqueza cultural, sus vinos, aunque no tan conocidos en España como los de otras regiones, tienen un carácter único que los hace muy especiales.
Debido a la diversidad de terruños y a la mayor o menor proximidad al mar de los viñedos, nos encontramos con grandes diferencias entre unos vinos y otros. Aquí se elaboran desde vinos de montaña, en la Tramuntana, hasta vinos elaborados con uvas que crecen en las laderas de la costa.
Dentro de las variedades autóctonas de la isla nos encontramos con tintas como la Manto negro, Callet, Fogoneu y Gorgollassa. Y entre las blancas con Premsal blanc, Malvasía de Banyalbufar o Giró ros.
Qué visitar
Desde Palma hacia el norte nos encontramos con decenas de bodegas que merece la pena visitar. En la Tramuntana se elaboran vinos con mineralidad, salinidad y frescura, destacando la Malvasía de Banyalbufar, una de las variedades más antiguas de las islas del Mediterráneo. No te puedes perder Binissalem, un pueblo con encanto rodeado de viñedos donde podrás disfrutar del vino de la zona en todos sus bares y restaurantes.
Otra visita obligada es Fornalutx, con pintorescas calles y casas de piedra, y Valldemossa, pueblo que inspiró a multitud de artistas, entre ellos al músico Chopin. Y para terminar el día llegar a Formentor y dejarte cautivar con su puesta de sol.
Dónde comer
Para los foodies, Mallorca lo tiene todo. En sus restaurantes típicos encontrarás los mejores manjares. Algunos de ellos son: el arrós brut, un arroz caldoso que se prepara en cazuela de barro; la lechona asada, que marida a la perfección con los vinos tintos de la isla; o el frito mallorquín, una de los platos más antiguos de la isla, elaborado a base de patatas y carne de cerdo o cordero, que ya se cocinaba en el siglo XIV.
En sus panaderías encontrarás la popular ensaimada (lisa o rellena de crema, cabello de ángel o chocolate), la coca de cuarto, la coca de patata (si nos vamos a Valldemossa, típica para merendar acompañada de granizado de almendra o chocolate caliente, dependiendo de la época del año), los cocarrois, el gató mallorquín y las empanadas, entre otros productos típicos.
Y algo imprescindible que no puedes dejar de probar es la sobrasada. Igualmente, es obligatoria la visita a media mañana al bar para probar sus populares variats.
Cuatro propuestas para beberte Mallorca
«Las gallinas son divertidas y las focas aplauden». Esta fue la explicación que dieron los miembros del colectivo de personas con discapacidad de la fundación Amadip Esment que dieron nombre al vino. Un monovarietal de Mantonegro, goloso, amable y fácil de beber.
Un vino pleno de originalidad. Se trata de un blanco mallorquín elaborado al 100% con una variedad muy rara, la Giro rós, autóctona de la isla pero que casi ha desaparecido. Presenta aromas a frutas jugosas maduras y un paso por boca cálido y con apuntes de azafrán.
Un blanco con buena intensidad aromática y gran complejidad resultado del ensamblaje de variedades autóctonas como la Premsal blanc, Malvasía de Banyalbufar y la Giró ros junto con la Moscatel y la Viognier.
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