Margarita, alma mexicana con sabor a lima y sal
En primavera, la estación de las flores, pocos cócteles resultan tan adecuados por su nombre como el o la margarita (admite ambos géneros, primera curiosidad). Esta mezcla de tequila, zumo de lima y triple seco es todo un clásico de la coctelería, y como sucede con la mayoría de recetas de éxito existen varias versiones sobre su origen, si bien hay cierta unanimidad en ubicarlo en tierras mexicanas entre finales de los 30 y principios de los 40.
Algunos sostienen que lo creó un barman de Tijuana buscando el equilibrio perfecto entre dulce, ácido y salado. Pero las dos historias más repetidas coinciden en que la musa fue una mujer. La primera teoría apunta como autor a Carlos Daniel Herrera, quien lo ideó en su local de Jalisco, el Rancho La Gloria, para disfrute de la actriz Marjorie King. La starlet era alérgica a todas las bebidas alcohólicas a excepción del tequila, y para no tomárselo solo, Herrera le ofreció la alternativa de acompañarlo de Cointreau y zumo de limón (lo que nosotros conocemos como lima), bautizándolo con su nombre en español.
La segunda y más detallada, con placa conmemorativa incluida en su lugar de origen, el Hotel Gaci-Crespo, tiene como protagonistas a Margarita Orozco, clienta de este establecimiento de Tehuacán, y Danny Negrete, su gerente. El relato cuenta que éste concibió la combinación para satisfacer el gusto de la joven por las bebidas con un punto salado. Corría una tarde de verano de 1938 cuando Orozco le confesó a Negrete que siempre le resultaba un fastidio tener que ir pidiendo este ingrediente para lograr una bebida a su completo gusto. Ante esta revelación, Danny se lanzó a improvisar tomando una coctelera en la que echó hielo, el zumo de varias limas, tequila y triple seco. Tras agitar bien, vertió el contenido en una copa pompadour a la que previamente había impregnado sus bordes con sal y se la ofreció a Margarita. Cuando ésta lo probó le preguntó el nombre y el hostelero no dudó, contestándole que se llamaba como ella.
Sea cuál sea el origen lo que queda fuera de toda duda es que el margarita es uno de los tragos más famosos, y, como suele suceder con los grandes éxitos, las réplicas y reinterpretaciones a lo largo del tiempo han proliferado por doquier. De esta forma, tenemos distintas modalidades: con diferentes frutas como granada, fresa, kiwi o melocotón en vez de la lima primigenia; la que sustituye el triple seco por el curaçao azul dando lugar al blue margarita o la que directamente deja a un lado la coctelera y opta por una batidora o procesadora capaz de triturar el hielo para convertirlo en un frozen margarita.
Sin desdeñar ninguno de ellos, nosotros seguimos quedándonos con la receta clásica con las medidas de la Asociación Internacional de Bartenders (IBA). ¡Ándale y a triunfar!
INGREDIENTES
- 50 ml de tequila
- 20 ml de licor triple seco
- 15 ml de zumo de lima de recién exprimida
- Hielo en cubos
- Sal Maldon
- Rodaja de lima para adornar (opcional)
ELABORACIÓN
- Toma una copa de cóctel y humedece su borde exterior con un trocito de lima.
- Pon una capa de sal sobre un plato y pasa el borde humedecido de la copa por ésta para que se quede pegada. Es importante hacerlo siempre por la parte exterior para que la sal no caiga dentro.
- En una coctelera añade el hielo, el tequila, triple seco y el zumo de lima. Agita bien.
- Sirve la mezcla en la copa. Puedes colarla antes y retirar el hielo o hacerlo con el hielo y sin colar.
- Decora con una rodaja de lima en el borde.
Madrileña de Aluche de cuna y militancia, licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y, desde noviembre de 2019, miembro del equipo de Contenidos de Bodeboca. La mayor parte de mi trayectoria laboral ha estado ligada a la información local de mi ciudad en prensa escrita y radio. La casualidad (¿o causalidad?) hizo que cambiara ruedas de prensa, plenos municipales y visitas de obras por historias de bodegas, variedades de uvas y notas de cata con palabras mágicas como sotobosque. Viajar, el mar con los míos, los días soleados, perder la noción del tiempo en un museo y las canciones de siempre de Calamaro, U2 o Bruce Springsteen, son algunas de mis cosas favoritas. Y, por supuesto, si se dan acompañadas de vino, la perfección.