Nordestada: un soplo de identidad gallega

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Aunque el verano es ya un vago recuerdo, aún tengo grabadas varias postales y momentos que recordaré durante mucho tiempo. Uno de ellos es el que he vivido en un rincón costero de Galicia. Portosín es un pueblecito cercano a Noya en el que tuve que poner la primera parada de mis vacaciones, y eso que se salía de mi ruta, pero tenía un buen presentimiento con Nordestada.

Mi principal referencia, más allá de algún artículo de prensa, era su web. Austera, limpia y con una carta centrada en la materia prima. Bueno, por supuesto con una oferta de vinos bien escogida y focalizada en referencias gallegas que hacen ojitos hasta al aficionado menos iniciado.

Allí llegué un domingo de agosto (con reserva previa, sino imposible) al restaurante que tiempo atrás fue la lonja de la localidad, símbolo inequívoco de la calidad del pescado y marisco que ofrecen. Poquitas mesas, un entorno muy agradable y una cocina a la vista del comensal… el escenario ideal para una buena comida.

A la mesa acudió Nel Parada, alma mater del proyecto, que atiende, cocina y ejerce de maestro de ceremonias para que cada persona tenga la experiencia más personalizada posible. Le reconocí de primeras su buena selección de vinos y él nos recomendó parte de la comanda, para no salir de allí rodando y tener una visión general de su propuesta.

Croquetas de mejillón, tosta de anchoa con mantequilla de ajo negro, almeja rubia a la marinera, lubina y solomillo de la zona. Todo impecable: la fritura, el fondo de la marinera que era para echarse a llorar, la textura de la lubina y el punto de la carne. Bocados honestos y puros que ponían en el centro al producto. Bueno, y el pan… ¡qué pan! Ya me di cuenta de que en Galicia no se negocia con este asunto.

En el apartado líquido opté por un blanco portugués del elaborador Luis Seabra que fue servido en unas copas espectaculares. Como friki declarado del cristal me alegré la vista con el desfile de marcas y diseños que pude comprobar en cada mesa. Detalles que marcan la diferencia. 

La Guía Michelin diferencia sus estrellas en la forma de llegar al restaurante: compensa pararse (una estrella), merece la pena desviarse (dos estrellas) y justifica el viaje (tres estrellas). No sé si es pronto para hablar de este tipo de premios, pero en mi caso puedo afirmar que el desvío mereció la pena.

No te pierdas…

  • Sus recomendaciones del día
  • Hay que pedir al menos un pescado a la brasa

Me gusta por…

  • La atmósfera que se respira, desde la atención hasta la vajilla
  • La cuidada selección de vinos

Dirección

Praza do Curro, 11. 15999 Portosín (A Coruña)

Teléfono

623 455 535

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De Málaga, amante del vino y la comida en general, y de la manzanilla y los torreznos en particular. Publicitario de formación y profesión, dejé el mundo de las agencias de publicidad para entregarme a una pasión: la comunicación del universo vinícola.