Château de Ricaud

Actualmente pertenece a la familia Thiénot, quien adquirió la propiedad en 1980. Antes, había pertenecido a Bernard Lamensans, François de Fleurier o William Wells, quien plantó un viñedo de casi 30 hectáreas entre finales del siglo XIX y principios del XX que fue cuidado meticulosamente por su hijo Maurice en un intento por revelar su auténtico valor. A mediados del siglo XX, los vinos de Ricaud Loupiac producidos en esta propiedad ya ganaban varios premios en concursos de Londres, Bruselas y París.

El viñedo de Château de Ricaud se extiende a lo largo de algunas de las laderas más significativas de la región y disfrutan de drenaje natural. En 2007 se realizó un mapeo muy detallado de los suelos y se identificaron 50 parcelas. Se arrancaron entonces algunas de ellas y se replantaron 45 hectáreas. 

En cuanto a los suelos, al norte se encuentran las mejores parcelas de arcilla y piedra caliza que proporcionan un suministro natural de agua a las plantas. En los extremos noroeste y este se encuentran dos terrazas de grava depositadas por el río Garona que proporcionan las condiciones ideales para la Petit verdot. Por su parte, las gravas más finas de la ladera occidental son perfectas para la maduración de los Cabernets. Finalmente, en la parte más baja se ha plantado Sémillon para beneficiarse de las condiciones de humedad constantes que favorecen la aparición de Botrytis Cinerea, esencial para la producción de los vinos dulces.

Desde 1995 la finca se gestiona siguiendo los principios de la viticultura integrada, que ayuda a mantener un estado de perfecta armonía entre el viñedo y su entorno. El trabajo en el viñedo incluye labores como el arado, el abono, la poda en verde, el desbroce de yemas, la eliminación de brotes y el deshojado, con el que se protegen los racimos del calor intenso.

Las uvas tintas se vendimian selectivamente según el tipo de suelo y la parcela. Con la adquisición de una gama de tanques de diferentes tamaños y capacidades y un sistema de control de temperatura mejorado, las uvas se vinifican en lotes separados para preservar el carácter individual de cada parcela.