Narupa Vinos

La ilusión y el afán por elaborar vinos que reflejen fielmente la identidad del Valle del Salnés impulsó la creación de la bodega, cuyo nombre, a modo de curiosidad, fusiona el propio de sus cuatro socios: Na (de Nana, apodo familiar de Rosa, y Nacho), ru (de Ruth) y pa (de Paco, Francisco). 

El fantástico punto de partida de este proyecto es Outeiral, una propiedad familiar de 3.000 metros cuadrados plantada en 1980 en Barrantes (Pontevedra), a la que se ha ido sumando una cuidada selección de parcelas de esta misma parroquia y de las vecinas de Porráns, Revolta y Aios.

Como le gusta indicar a la enóloga Rosa Pedrosa, todas ellas son trabajadas de forma “racional”, integrando tratamientos ecológicos con biológicos y productos sistémicos (solo cuando es imprescindible y en dosis mínimas); buscando el mejor momento de su aplicación y controlando, en todo momento, el vigor y estado sanitario de las cepas.   

El objetivo no es otro que recuperar la tipicidad más fiel de la Albariño y de estos terruños, fundamentalmente arenosos, ricos en material orgánica y ácidos, de la D.O. Rías Baixas. Y hacerlo, además, buscando vinos con una buena evolución en el tiempo y romper así con el mito de que estos blancos son únicamente “vinos de año”. 

Así, en Narupa apuestan en viñedo por un cultivo “cuidadoso, equilibrado y respetuoso” y en bodega, por “una maceración prefermentativa que favorezca la extracción de componentes de la uva y la proliferación de levaduras naturales que no modifiquen, dirijan o enmascaren las características de la variedad”, detalla Rosa. 

Alalá, Finca Outeiral, Salicornia y Piorno son sus creaciones. Albariños sin artificios que, desde sus mismos nombres, inspirados, ya sea en la música tradicional o en las plantas autóctonas de sus playas, ponen en valor el legado de la Galicia más auténtica.