Clos de los Siete

Clos de los Siete es, gracias a su puntuación de 4,3 puntos sobre 5, el único vino del Nuevo Mundo que podemos encontrar en el ranking de Los Favoritos, que establecen nuestros socios con sus buenas valoraciones y comentarios. [break]

Este vino también ha sido catalogado por la revista Decanter como uno de los tintos más interesantes del Nuevo Mundo, y tan buenas valoraciones no nos extrañan cuando detrás del proyecto se encuentra una figura tan prestigiosa como la del famoso enólogo francés Michel Rolland.

Michel “descubrió” Argentina en el año 1988, y en ese momento se quedó absolutamente prendado del país y de sus posibilidades para elaborar allí un vino de primerísima calidad. Durante la búsqueda de los viñedos más idóneos, se asoció con el viticultor bordelés Jean Michel Arcaute, quien descubrió a unos 100 kilómetros al sur de la ciudad de Mendoza, en pleno Valle del Uco, un enclave ideal de 800 hectáreas que prometía responder a lo que ambos buscaban.

A estos dos pioneros se unieron después algunos amigos, viticultores e inversores apasionados por el vino y se pusieron a afrontar el reto de crear un gran vino en común bajo la batuta de Rolland. Así, pronto se constituyeron cuatro bodegas en la zona (Monteviejo, Cuvelier los Andes, DiamAndes y Bodegas Rollad) que dedicaron parte de sus recursos a la elaboración y ensamblaje de este vino que los involucra a todos: Clos de los Siete, elaborado con un porcentaje mayoritario de la variedad reina de Argentina: la Malbec.

El terroir que rodea a estas cuatro bodegas tiene en común 4 grandes elementos naturales. En primer lugar un suelo generoso formado por cantos rodados, arcilla y arena que hunde sus raíces a un metro de profundidad en una grava que proporciona un perfecto drenaje natural. En segundo lugar, un clima propicio con fuertes contrastes térmicos que resultan adecuados para la concentración de los taninos y el color del mosto. Después, una altitud considerable, pues no hay que olvidar que el viñedo se sitúa a 1.200 metros de altitud, a los pies de la cordillera de la Aconcagua, en plenos Andes. Y por último, una orientación adecuada al sur y suroeste que hace que la viña está expuesta al sol en cualquier época del año.