Château d'Yquem

La historia de Château d'Yquem tiene cuatro siglos. Durante la Edad Media, la finca perteneció al rey de Inglaterra, al ser también duque de Aquitania, región francesa en la que se ubica Château d'Yquem. Desde 1493, la finca ha tenido ya siempre propietarios franceses. En 1593, se le dio a Jacques Sauvage, descendiente de una familia noble local, la tenencia feudal sobre la finca. En aquellos tiempos ya se realizan prácticas vitivinícolas en la finca con recolecciones tardías. Años más tarde, la familia Sauvage construyó el castillo y se dedicó a constituir el viñedo actual, parcela a parcela. 

La familia se convirtió en propietaria de pleno derecho en 1711, y tras la muerte del conde, su mujer, Françoise Joséphine de Sauvage, se convirtió en la propietaria de la finca. Ella hizo prosperar a Yquem y construyó una nueva bodega en 1826, convirtiendo ya a Château d'Yquem en un verdadero negocio de reputación internacional.

Romain-Bertrand, nieto de Françoise Joséphine, tomó el relevo años más tarde en la gerencia de Yquem, y en 1855 la finca fue calificada como el único 'Grand Cru Classé' fuera del Médoc. Durante la segunda mitad del siglo XIX la bodega adquirió fama mundial, y gente de toda Europa se esforzó en encontrar el vino producido en la finca, siendo momentos de gran prosperidad para la maison.

Tras la muerte de Romain-Bertrand, primero su hijo y después su hermano menor, Eugène, tomaron el control de la finca. Este periodo histórico finalizó con la Primera Guerra Mundial y la crisis de la filoxera. Como curiosidad, durante la Gran Guerra, el castillo de la finca se convirtió en un hospital general.

El hijo de Eugène, Bertrand de Lur-Saluces, convertido en oficial de trincheras durante la I GM, se hizo cargo de la finca durante medio siglo. Durante su gestión se tomaron decisiones transcendentales. Se opuso a la chaptalización y defendió las fincas familiares durante la Gran Recesión de los años 30. Contribuyó al nacimiento de la AOC Sauternes y fue uno de los grandes defensores del embotellado para garantizar la autenticidad de los vinos del château, motivos por los cuales se considera uno de los grandes artífices del mito que rodea a Château d'Yquem.

Tras la muerte de Bertrand de Lur-Saluces, uno de los hijos de su hermano Amédée, Alexandre de Lur-Saluces, se hizo cargo de la finca. Él tuvo que lidiar con varias cosechas complicadas, una profunda crisis comercial de vino en Burdeos, y un gran impuesto sobre las herencias que amenazó la supervivencia de Yquem. Varias buenas cosechas durante los años 80 y una rigurosa gestión hicieron posible la supervivencia del proyecto. En el año 1996, la prestigiosa firma LVHM (Louis Vuitton - Moët Hennessy) se convirtió en la propietaria mayoritaria de la bodega, manteniendo en un primer momento a Alexandre como director de la bodega, un cargo que ostentó hasta 2004, cuando Pierre Lurton, actual presidente de Château d'Yquem, tomó su cargo. Actualmente, el equipo directivo también está formado por Sandrine Garbay (jefa de bodega), Antoine Depierre (encargado de viñedo) y Francis Mayeur (director técnico).

Château d'Yquem tiene actualmente 113 hectáreas de viñedo, de las cuáles solo se utilizan 100 en cada añada, ya que algunas se encuentran en barbecho y otras no han alcanzado la edad mínima para que den una uva de suficiente calidad. El viñedo está plantado con las variedades Sémillon (el 75%) y Sauvignon blanc (el 25% restante) y se cultiva de forma muy tradicional. En este sentido, el fertilizante utilizado es exclusivamente orgánico y sólo 20 hectáreas son tratadas con él cada año.

El microclima de la finca, ubicada a los dos lados del valle del Garona, es ideal para la formación de la llamada botrytis cinerea o pobredumbre noble. Sin embargo, este fenómeno, producido por las nieblas que se crean al atardecer, es muy complejo, ya que se puede bloquear tanto por un clima excesivamente seco como por un exceso de lluvia. Esta singularidad provoca que los rendimientos de Yquem sean muy bajos, incluso en algunas añadas como la de 2012 se ha decidido no llevar a cabo producción alguna.

Una de las singularidades de la vendimia en Château d'Yquem es que se realiza de forma escalonada. Hay un promedio de 5 o 6 pasadas por cosecha, repartidas a lo largo de 6 semanas. Sin embargo, en los años en los que la vendimia no comienza hasta octubre, es necesario realizar más de 10 pasadas, para lo que son necesarios unos 200 vendimiadores.

Una vez que las uvas botrytizadas son recogidas, no pasa más de una hora hasta que llegan a la bodega. Las uvas se prensan 3 o 4 veces, aumentando el contenido de azúcar con cada prensado. La torta dura de orujo se rompe, se despalilla, y se coloca en una prensa vertical de baja capacidad. La fermentación tiene lugar en barricas nuevas procedentes de la zona este de Francia Central. La fermentación dura entre 2 y 6 semanas, y se detiene naturalmente en todos los casos. El vino elaborado a partir de uvas recogidas el mismo día se envejece por separado entre 6 y 8 meses. Se prepara una mezcla preliminar de lotes seleccionados en la primera primavera tras la vendimia y, tras las pruebas de sabor, los vinos que no cumplen con los estrictos estándares de Yquem se descartan. El resto se trasladan a la sala de crianza, donde permanecen envejeciendo durante 20 meses aproximadamente. Cada barril se rellena dos veces por semana y se trasega 15 veces para eliminar las lías pesadas. Al final del envejecimiento se realiza otra fase de selección mediante una cata a ciegas. Esta cata determinará la mezcla final de Château d'Yquem. El vino se embotella habitualmente durante el tercer invierno después de la cosecha.

Al mítico Château d'Yquem (o Yquem a secas, como lo llama la bodega) se sumó en 1959 un nuevo vino llamado “Y”. Se trata de un blanco seco elaborado con las uvas Sémillon y Sauvignon a partes iguales. Este vino no se produce en todas las añadas.