En los años setenta Jean-Claude Berrouet, un enólogo enamorado de los grandes terruños de Pomerol y Saint-Emilion, encontró cuatro hectáreas de terreno en suelos arcillo-calcáreos, cerca de la encantadora iglesia de Saint-Georges (siglo XI).
Desde sus inicios, Berrouet ha tenido muy clara su filosofía: el respeto absoluto por las vides y la tierra que las sustenta, el apoyo a los procesos naturales, la maduración correcta de las uvas seguida de una vinificación tradicional, con una búsqueda del equilibrio en los vinos.
Desde hace varios años, Jeff, su hijo menor, se encarga de las fincas familiares, que ahora abarcan un total de 28 hectáreas: Vieux Château Saint-André en la denominación Montagne Saint-Emilion, Château Samion en la denominación Lalande de Pomerol, Château Bonneau en la denominación Montagne Saint-Emilion y Château Hyon la Fleur en la denominación Saint-Emilion.
