Abadía de San Quirce

La constante búsqueda por la excelencia es lo caracteriza el trabajo de esta bodega. Desde su inicio llevaron al cabo un laborioso trabajo de investigación gracias al que encontraron unos viñedos muy viejos y de óptima calidad.

De sus 52 hectáreas de viñedo propio, con una edad media de 40-50 años, poseen algunas parcelas más que centenarias. El vino Finca Helena procede de una viña plantada en 1900 con bajos rendimientos, que homenajea la mejor tradición vinícola del siglo XIX.

Situados en el corazón de Ribera del Duero, trabajan principalmente la variedad autóctona de esta región, la Tinta Fina. Sus vinos reflejan las peculiaridades de un microclima privilegiado, con baja pluviometría, y de una variedad de diferentes tipos de suelos (arenosos, calizos, limo-arcillosos). Esto permite obtener vinos, que aún elaborados con la misma variedad, son totalmente diferentes debido a ese carácter que les imprime su terruño particular.

El extremo cuidado con el que elaboran sus vinos empieza en el campo. La vendimia se realiza de forma manual a las que sigue un riguroso proceso de selección. La fermentación se realiza en depósitos de acero o cubas de roble francés con control de temperatura. 

Tras una fermentación maloláctica, los vinos siguen una crianza en barricas nuevas de roble americano o de roble
francés de 225 litros, con una edad media de 3 años. Para luego pasar un afinamento en botella el tiempo necesario para desarrollar sus aromas y alcanzar el bouquet que los caracteriza.

Para garantizar la calidad y autenticidad de sus vinos, emplean un Sistema de Gestión de la Calidad que regula toda la elaboración desde el viñedo hasta el producto final, controlada toda la trazabilidad del proceso productivo.