Château Ausone

La zona siempre tuvo un predicamento vinícola desde la época en la que allí estaban asentados los romanos. Pero la bodega empezó a tomar forma en el siglo XVI. En el paraje denominado Roc Blancan, literalmente la “roca blanca”, se encuentra anclada en la ladera la finca Ausone, un teatro mineral esculpido lentamente por el hombre desde hace dos milenios. 

La roca de Ausone registró la devoción de los hombres. Fue un lugar de vida y de meditación. En la Edad Media, el grueso banco de piedra caliza que domina la propiedad albergó un osario y luego una pequeña capilla románica, cuyo edificio, inmutable, emerge aún en medio de las parcelas, encuentro de la vid y lo sagrado. Debajo del edificio se encuentra otro tesoro del arte cristiano, una rotonda subterránea decorada con un fresco del Juicio Final.

Esta roca no es solamente un adorno, ya que en sus calizas se insertan las vides y en sus canteras subterráneas, convertidas en bodegas desde el siglo XVIII, se guardan las barricas. Las condiciones en este lugar son perfectas. 

El château distribuye su viñedo en pequeñas terrazas rodeadas de piedra. Las parcelas permanecen protegidas de los vientos y disfrutan de una perfecta exposición este-sureste. El sol, muy generoso, se combina con el Dordoña y la Isla, que convergen no muy lejos. Todo eso crea un microclima ideal para las viñas. 

Desde el viñedo hasta las bodegas, todas las acciones, tomadas y mantenidas, contribuyen a una única ambición: dar al terroir la expresión más auténtica posible. 

 La familia Vauthier cuida este viñedo desde 1690. Alain y su hija mayor Pauline, de la undécima generación de viticultores, elaboran el vino hoy, permaneciendo fieles al espíritu de sus antepasados.