La bodega es originaria de la localidad de Pupillin y fue fundada por Philippe Bornard, viticultor que siempre vendió sus uvas a la bodega cooperativa del pueblo.
Pero en 2005 se lanzó a la aventura de elaborar sus propios vinos. En diciembre de 2017 se retiró y dejó encargado de la bodega a su hijo Tony Bornard que compró la finca familiar que ha integrado con el viñedo.
Tony ha continuado con la gestión biodinámica del viñedo con una mínima intervención en busca de los vinos más naturales que puede conseguir. Incluso a veces no emplea nada de azufre durante el proceso. Es un innovador al que le gusta salirse de los códigos establecidos.
Las etiquetas de sus vinos son únicas y creadas por Charlène Bornard, ilustradora y diseñadora textil.