Marcel Lapierre se hizo cargo de la finca de su padre en 1973, con la inspiración de su padrino espiritual Jules Chauvet, profeta de los vinos naturales.
Jules Chauvet fue un investigador, químico vinícola y profeta. Él fue de los primeros en pronunciarse sobre los fertilizantes químicos y pesticidas y una gran fuente de inspiración para Marcel Lapierre.
Se dice que fue pionero en hablar del vino natural, de regresar a los métodos tradicionales en la región de Beaujolais. Así fue como Marcel Lapierre comenzó a vinificar las uvas que entregaban cepas viejas y a experimentar con viejas prácticas de vinificación.
Tras una vida dedicada a la elaboración de vinos, Marcel falleció a finales de la cosecha de 2010. Sus hijos Mathieu y Camille continúan hoy el trabajo pionero de su padre y están introduciendo prácticas biodinámicas para asegurar que el legado de Lapierre perdure.
Sus métodos fueron tan revolucionarios como tradicionales. El detalle y la precisión con la que trabajan es sorprendente y algo que difiere del resto de elaboradores de vino en Beaujolais.
Granito descompuesto compone la mayor parte del suelo de su viñedo. Fruta brillante en vinos carnosos aportan una sensación agradable en el paladar. Su sello son vinos destinados a ser bebérselos en un pis pas.
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