La semilla de esta bodega está en los hermanos Héctor y Pablo Durigutti, mendocinos de cuna, que decidieron hace ya más de dos décadas elaborar su primer vino juntos.
Su inspiración para crear su primer tinto fue su propia familia, un malbec que se ha convertido en un estandarte de la zona.
A medida que su pasión crecía el proyecto también se iba haciendo, poco a poco, más grande. En 2007 adquirieron sus primeros viñedos en Las Compuertas, uno de los parajes más codiciados en el panorama vinícola argentino, y solo un año más tarde se inauguró su bodega, que se asentó sobre otra bodega antigua.
Así, con un trabajo de hormiguita y una enorme paciencia, Héctor y Pablo recogen los frutos que llevan sembrando a lo largo de estos años. Un homenaje a su tierra y a su legado familiar a través de sus vinos que hoy le hace cosechar frutos muy dulces, recibiendo grandes elogios a un lado y otro del charco.