El Priorat es un lugar mágico cuyo canto de sirena ha llamado a grandes viticultores de todo el mundo a elaborar vino en sus empinadas laderas. Las dos familias belgas protagonistas de esta historia también escucharon la llamada.
Allá por finales de 1999, los Lambrecht y los Vanhoutte llegaron a Vilella Alta para enamorarse perdidamente de esta zona. Se dispusieron a elaborar sus vinos con el asesoramiento de Michel Tardieu, dejando que el paisaje prioratino se exprese en cada gota. Su calidez, profundidad y especial elegancia harán que Mas Alta se quede en tu memoria de por vida.
De los suelos de llicorella crecen las vides de Garnacha y Cariñena que dan origen a sus sublimes tintos. Cada racimo es cuidado con mimo y esmero, buscando la máxima calidad de cada baya. Tal es su compromiso que las producciones de cada etiqueta son contenidas, asegurando de esta forma que cada botella cumple los exigentes requisitos de la bodega.
La mínima intervención es fundamental para lograr esto. Una viticultura amigable y sostenible, que equilibra la interacción del hombre con la naturaleza, preserva intacto el carácter de este emblemático terruño. Su clima seco, mediterráneo e imponente. Su laboreo manual y meticuloso. Todo ello queda latente en sus maravillas enológicas.