Tocan el centenario de su fundación con la yema de los dedos. Todo este tiempo les ha dado la experiencia y el savoir-faire para posicionar sus vinos como uno de los emblemas de Jumilla. [break]
Hoy tenemos la gran suerte de poner a tu alcance buena parte de su porfolio, en el que encontrarás unos vinos imprescindibles en los que la Monastrell es la reina, junto a sus cortesanas Syrah y Garnacha.
La historia de la casa se remonta a 1930, cuando Pascual Olivares comenzó a elaborar cantidades de vino pequeñas pero suficientes como para dar a conocer el proyecto en su región. Así, con tesón y mucho amor al oficio, la bodega fue creciendo generación tras generación hasta convertirse en un estandarte de la zona.
La finca Hoya de Santa Ana es el as en la manga de Bodegas Olivares; este viñedo es el de mayor altitud de toda la denominación donde la frescura impera. Además, una de las claves del éxito de la casa es el binomio infalible que forman la Monastrell y los suelos pobres tan característicos de este enclave murciano. Y es que esta combinación, sumada a la escasez de lluvias, hace que sus vinos cuenten con una tipicidad, una concentración y una personalidad muy, muy presentes.
Aquí encontrarás todo un arsenal de diferentes estilos dispuestos a deleitarte. Así lo han hecho a lo largo de sus casi cien años de historia no solo con los amantes de este rincón, sino también con los críticos más influyentes tal y como atestiguan sus puntuaciones.
Bodegas Olivares posee una larga tradición vinícola. En 1930, Pascual Olivares Fernández empezó elaborando pequeñas cantidades de vino, creando, de esta forma, Bodegas Olivares.