Atalaya

La familia Gil apostó en el año 2007 por Almansa con el objetivo de dar a conocer al gran público esta denominación de origen poco conocida.

Ubicada a un paso del Mediterráneo, se trata de una zona que mantiene aún la influencia continental por estar situada en la provincia de Albacete, en la zona de tránsito entre la meseta castellana y el mar Mediterráneo.

La primera cosecha de la bodega se remonta a dos añadas anteriores a la compra por la familia Gil. En aquella época Atalaya pertenecía al albaceteño Pepe Sáez.

Desde entonces se ha ido avanzando en las instalaciones e investigando con las variedades Garnacha tintorera y Monastrell, hasta dar forma a la actual gama de productos que reflejan el carácter y la personalidad de la tierra y estas uvas autóctonas de Almansa.

Bodegas Atalaya mantiene así la impronta que el grupo Gil Family Estates quiere reflejar en todos los vinos de su portfolio, mostrando la esencia más genuina de las áreas vitícolas de donde proceden.

Tanto las instalaciones de la bodega como parte de los viñedos de la propiedad se encuentran a unos 2 kilómetros al norte de Almansa, en suelos fundamentalmente calizos y a una altitud sobre el nivel del mar que oscila entre los 700 y los 1.100 metros.

Los viñedos en propiedad ocupan unas 25 hectáreas y los alquilados unas 35 más, pero todos tienen una antigüedad de entre 35 y 50 años y en todos se mima la calidad de la uva controlando el rendimiento de las cepas.

La zona es de clima mediterráneo continentalizado y suele registrar unas precipitaciones que están por debajo de los 350 mm anuales, algo más que en la zona de Jumilla, de donde es originaria la familia Gil.

Aunque las cepas sufren menos en Almansa que en Jumilla, por tener más agua, en los viñedos de esta bodega también se controla el rendimiento de las vides realizando una poda en verde al comienzo del verano, con el objetivo de lograr la mayor calidad de uva.

La dirección técnica está a cargo de Frank Gonzales, enólogo australiano de padre asturiano.