Una pequeña bodega familiar que elabora vinos con variedades autóctonas casi desaparecidas. Se encuentran en Ontinyent, un pueblo valenciano de interior.
Aquí reivindican la identidad del terruño, con su flora y su fauna, respetando siempre el medio ambiente y elaborando vinos con la mínima intervención.
Y es que esta proyecto es también un homenaje a la tradición popular, a la familia, a las variedades y a los agricultores que se han mantenido con el paso del tiempo. Can Leandro ha rescatado viejos viñedos de uvas autóctonas como la Bonicaire, la Merseguera o la Monastrell.
El resultado de todo esto: creaciones nada casuales que sorprenden a todo el que las cata. Una mezcla de sabiduría e historia.
