Cérvoles Celler es el reto que emprendió Tomàs Cusiné hace más de 20 años con el fin de rendir homenaje a un territorio vinícola ancestral recuperando la viticultura de montaña.
Cusiné vivió el descubrimiento de los viñedos de La Pobla de Cérvoles, en Lleida, como una auténtica revelación, una inmejorable oportunidad para replantearse su trabajo como viticultor asumiendo un profundo compromiso con el paisaje de la comarca de Les Garrigues y con su gente.
En el año 1997 nació este proyecto concebido para producir vinos de finca de gran calidad que fueran una clara expresión del territorio en el que se cultiva, convirtiéndose en el primer proyecto de viticultura de montaña que se concibió en Cataluña.
Ese mismo año, los propietarios de Castell del Remei, es decir Tomàs Cusiné y su familia, adquirieron la propiedad de Cérvoles Celler con 32 hectáreas de viñedo plantadas entre 1970 y 1989 y una pequeña bodega donde poder elaborar las primeras cosechas.
Una vez constituido Cérvoles Celler, sus responsables iniciaron una reconducción de los viñedos siguiendo un meticuloso programa de investigación orientado a documentar las características de cada finca y parcela, un esfuerzo justificado cuando en 1998 se presentaron las primeras añadas de la casa.
Cérvoles Celler pertenece desde sus inicios a la reconocida asociación Grandes Pagos de España, y actualmente sus viñedos ocupan unas 55 hectáreas que se distribuyen en 12 parcelas, con cepas principalmente de Garnacha, Tempranillo, Syrah, Cabernet sauvignon, Merlot, Macabeo y Chardonnay, todas a una altitud de 700-750 metros de altitud y cultivadas mediante una viticultura exigente y sostenible.
En cuanto a la bodega, esta ha sido diseñada a medida, considerando el tamaño y la producción de las diferentes parcelas, de modo que en cada depósito se fermenta la uva de una variedad y parcela determinada. Actualmente el parque de barricas de compone de 300 unidades, principalmente nuevas, y todas ellas de roble francés.