Herdade de Coelheiros

A ambición no les gana nadie. Su defensa de este pedacito de tierra de 800 hectáreas en la que nos podemos encontrar una gran diversidad de fauna y flora salvaje, no tiene parangón. Bienvenido a la República de Herdade de Coelheiros. 

Elaboran vinos, sí, pero hacen mucho más que eso. Preservan con uñas y dientes el rinconcito que les vio nacer. Si el paraíso existiera, debería ser un lugar muy parecido a este. 

En este paraje singular se mueven con tranquilidad, ya que es su casa, todo tipo de especies animales, domesticadas por el hombre, pero también salvajes, y además crecen soberbios nogales, pinos y olivos. 

De sus 800 hectáreas de terreno, solo 50 están destinadas a viñedo. El resto es para que puedan vivir en paz ovejas, aves rapaces, venados, gamos, raposas, jabalíes, conejos y liebres, perdices, alondras y patos salvajes. Bien se podría rodar allí un capítulo de Vida Salvaje. 

El 6% de toda la hacienda está destinada a viñedos de variedades autóctonas e importadas. Allí crecen las cepas de Arinto, Antao Vaz, Roupeiro, Aragonés, Alicante bouschet y Cabernet sauvignon sin haber notado en sus raíces ni un roce de producto sistémico.  

Así era todo el Alentejo un siglo atrás, pero la necesidad de producir más cantidades de uva y de manera más segura y rápida, han hecho de Coelheiros la excepción. De eso han tenido culpa sus propietarios, Joachim y Leonilde Silveira, quienes decidieron el rumbo que actualmente sigue la bodega alentejana. 

Fue en 2015 cuando se inició la transformación total de la bodega apostando por la agricultura regenerativa, una nueva manera de conducir las viñas, una disminución de los rendimientos primando la calidad por encima de la cantidad, y una regeneración del suelo de la finca con el uso exclusivo de abonos naturales. 

Esta apuesta por la sostenibilidad y la biodiversidad se basa en una idea holística de la vida: el todo está en cada parte y cada parte está en el todo. El equilibrio como forma de entender este mundo. 

Eso solo se puede conseguir cuando todo se traza a escala humana. Y como fuera es difícil de conseguir, crearon su propio ecosistema autosuficiente. La sostenibilidad y el ahorro de materias primas como forma de vida. Si todo está equilibrado, el viñedo responderá entregando uvas de calidad, y los vinos serán extraordinarios. 

Por esos campos pastan los animales que generan compost natural, se absorbe mucho CO2 de la atmósfera y la fauna vive feliz ya que se prohibió la caza comercial en la finca. La agricultura biológica y la biodinámica son prácticas muy arraigadas en la propiedad. 

Todo esto redunda en los habitantes del Alentejo, de los que se nutre la bodega para cualquier necesidad (comercio de proximidad de verdad).

Esta región es una en la que mejores vinos se han hecho en Portugal desde la época romana. Hay que tener en cuenta que está muy cerquita de Mérida, la que fue capital de la provincia Lusitania. 

Su clima mediterráneo con influencias continentales es idóneo para el crecimiento de la vid. En Herdade de Coelheiros (Granja de Conejos) aprovechan todo lo bueno que les procura la naturaleza, y el resto lo hacen ellos, para que cuando probemos sus vinos sintamos la verdad que encierran.