Malahierba

Siete años más tarde, se aventuró con su amigo Manuel García a elaborar sus propios vinos. Nacía Malahierba, el proyecto salmantino en el que ponen en valor lo autóctono, lo ecológico y la mínima intervención. 

Aquí, la Rufete, tanto tinta como blanca, no es una pieza más del juego, sino que es la protagonista indiscutible. Las uvas proceden de los pueblos de San Esteban de la Sierra, Villanueva del Conde, Garcibuey y Molinillo, donde las vides crecen libres de productos dañinos, au naturel.

Es por ello que entre las cepas encontramos malas hierbas, que de malas tienen más bien poco, y por ello dan nombre a cada uno de los vinos que nacen de estas tierras.

Fermentaciones espontáneas, levaduras salvajes, todo aqui se lleva a cabo de la forma menos intervencionista posible, dejando hablar a las uvas y a su terruño de origen. Alumbran vinos de elegancia infinita, además de estructura y frescura a raudales.

Pero esto no es algo que se logre sin una atención minuciosa y en detalle. Hay que hacer las cosas bien, motivo por el cual sacrifican la cantidad. Hay muy pocas botellas, hasta el punto de obtener menos de 300 de Soldado Galante, su joya de la corona. Ojito.

En suma, estamos ante uno de esos proyectos a los que no perder de vista en los próximos años. Un descubrimiento que colma nuestras copas al igual que nuestros corazones.