Pago de Larrainzar

Tras un pasado familiar vinculado al mundo del vino, Miguel Canalejo retomó la tradición vitivinícola de sus antepasados a través de un proyecto familiar desarrollado en una tierra concreta y que tiene como fin elaborar vinos con carácter, personalidad y alma.

En el año 2002, el prestigioso arquitecto navarro Fernando Redón comenzó la construcción de la actual bodega en una parcela de unos 10.000 metros cuadrados situada junto a la variante de Estella.

La bodega, diseñada con líneas modernas, cuenta actualmente con 1.300 metros cuadrados divididos en cuatro naves: una dedicada a la recepción de uva, embotellado y salida de producto; otra de elaboración; otra destinada a la crianza de los vinos; y una última que alberga edificios de oficinas y un centro social.

Actualmente, para la elaboración de sus vinos, Pago de Larrainzar cuenta con el asesoramiento y colaboración del reconocido enólogo Ignacio de Miguel.

El terroir

El viñedo de Pago de Larrainzar, que ocupa un total de 15 hectáreas estructuradas en una única parcela, está situado entre la ladera norte de Montejurra y la margen derecha del río Ega. El relieve es de suave pendiente en sentido descendente de sur a norte y existen varias vaguadas que aseguran el drenaje del terreno.

Las variedades plantadas son: Tempranillo (4 hectáreas), Cabernet sauvignon (5 hectáreas), Merlot (4 hectáreas) y Garnacha (2 hectáreas).

La finca, cercada por un muro de piedra medieval que levantaron los monjes del Monasterio de Irache (colindante a la finca), está situada a 575 metros de altitud, con desniveles del 2 al 6 por ciento, con predominio de la textura franco-arenosa, apareciendo arcillas en la profundidad del perfil a medida que desciende la pendiente.

El suelo muestra una pedregosidad superficial, con rodales más o menos grandes y cantos angulosos, así como horizontes profundos poco pedregosos y más compactos.

El clima, por su parte, es de tipo semiárido, con una temperatura media anual de 12,4 grados y una insolación de tipo medio. El exceso de humedad es pequeño o nulo en invierno, por lo que se trata de suelos poco o nada lavados. Las precipitaciones rondan los 668 milímetros al año.

Jardín vertical y cubierta vegetal

Una de las grandes singularidades que tiene esta bodega es la existencia de un jardín experimental enfocado al enoturismo donde se pueden descubrir distintos sistemas de conducción y poda de las vides aplicados a las variedades plantadas en el pago.

Igualmente, Pago de Larrainzar optó desde el año 2007 por el uso de cubiertas vegetales en sus viñedos debido a las ventajas que presentaba, y que se pueden descubrir en las actividades del propio jardín vertical. Entre estas ventajas se encuentra principalmente la lucha contra la erosión o el mejor control de vigor de la viña.