Taboadella

La propiedad se asienta sobre los restos de una antigua Villae Romana perteneciente a la clase alta rural del siglo I, en la que ya se elaboraba vino por aquel entonces. A pesar de ello, sus referencias históricas se remontan a la edad Media, en 1255. Aquí, en Dão, es ahora la familia Amorim quienes han tomado el testigo de la histórica hacienda, creando vinos únicos que hablan de un pasado, un presente y un futuro. 

Las 48 hectáreas de Taboadella se distribuyen en varias micro-parcelas rodeadas de bosque en Silvã de Cima, entre los valles de Pereiro y Sequeiro. Hablamos del corazón de Dão, la primera región portuguesa en ser reconocida como denominación de origen de vinos no licorosos. Es aquí donde nace una de las uvas más emblemáticas del país, y donde mejor se expresa también, la Touriga nacional.

Esta uva ancestral, junto con otras como la Encruzado, o Salgueirinho, para los blancos, es la base de todos sus tintos. Crecen sobre suelos de granito porfídico con fácil meteorización, que ha dado lugar a tierras pobres, con baja capacidad de retención de agua y, normalmente, con una capa arable poco profunda. Esto, añadido al microclima tan único en el que conviven el clima atlántico y el continental, la protección montañosa de los vientos venidos de España y una pluviosidad más que excelente, dan lugar a un terruño único en el mundo.

Como curiosidad, en Taboadella cuentan con un lagar romano construido junto al viñedo. Se trata de uno de los vestigios históricos más antiguos de la vinificación en la región de Dão. La prueba fehaciente de que aquí la tradición y la historia no son solo un cuento, sino una forma de vida.