Bodegas Valdaya

Durante su juventud, Elena abandonó Sotillo de la Ribera para emprender otros negocios en Barcelona. Allí conoció a Joaquín, y, dando un giro inesperado a los acontecimientos, decidieron construir juntos Bodegas Valdaya en la localidad natal de Elena. Hoy es su hija Miriam la que se encuentra al frente de este proyecto.

Al principio, esta bodega se centró más en la cantidad que en la calidad, acogiendo uva Tempranillo a granel. Sin embargo, en 2013 Bodegas Valdaya reclutó a una interesante pareja de jóvenes como nuevos productores de vino. Eran Marta Ramas y Miguel Fisac, quienes habían estudiado enología en la Universidad de Burdeos y quienes habían trabajado en Hawkes Bay, Napa Valley y El Cabo en Sudáfrica. Ellos consiguieron hacer de la cosecha 2013 -que por factores climatológicos no fue la mejor- algo especial. 

En Valdaya se había estado trabajando con grandes tanques de acero inoxidable, donde cabían cantidades muy superiores a las que pretendían vinificar Marta y Miguel en 2013. Entonces, tuvieron la idea de emplear para esta vinificación pequeñas barricas usadas, donde el mosto podía realizar microfermentaciones. Estos procesos se llevaron a cabo de forma manual, aplicando conocimientos tradicionales. El vino resultante fue, sencillamente, extraordinario.

Así, lo que sirvió para salvar de forma excelente la cosecha de 2013 se convirtió en el motor de reconversión de la bodega. Desde entonces, a partir de cada una de las nueve mejores parcelas vitícolas regentadas por los productores familiares de más confianza, cada añada se elaboran nueve barricas de vino, preservando en ellas la identidad de cada ‘terroir’. A pesar de que los diferentes barriles se acaban mezclando tras vinificaciones separadas para elaborar vinos base, el vino resultante exhala un profundo carácter e identidad. 

Actualmente, la bodega sigue acogiendo uva Tempranillo, pero ahora esta procede de viñedos viejos de muy bajo rendimiento. La vendimia de todas las parcelas se realiza manualmente y la fermentación tiene lugar a partir de levaduras autóctonas. Todos estos procesos se llevan a cabo con el mayor de los cuidados para conseguir vinos de calidad, que expresen lo mejor de su ‘terroir’.