Estamos recién llegados de visitar esta bodega y seguimos en éxtasis. Hemos redescubierto una casa centenaria que hace las cosas muy bien. [break]
Mucho criterio, mucha sensibilidad y un capital humano increíble. Montecillo es la tercera bodega más antigua de Rioja y su historia está llena de páginas de gloria. Lo que traemos aquí ya está dando que hablar, como Viña Monty Graciano. Escribamos unas cuantas líneas de éxito.
Como decíamos, hemos estado de visita con motivo de la grabación de un nuevo episodio de Sala de Catacon su enóloga Merche García. Esta madrileña de nacimiento y riojana de corazón ha sido para nosotros una revelación; tanto por su conocimiento técnico como por su humildad y cercanía.
En la bodega fundacional de Fuenmayor comprobamos la semilla que plantó la familia Navajas en 1870. Durante tres generaciones fueron mejorando y aplicando técnicas traídas de Burdeos y Borgoña para posicionarse entre los grandes. En los años 70, al no tener descendencia, se decidió ceder el testigo de la compañía a Osborne.
Este coloso del marco de Jerez tenía claro el potencial, así que apostaron por un nuevo emplazamiento a pocos kilómetros, en Navarrete, para desarrollar y ampliar sus horizontes. Allí hemos visto que tienen unas instalaciones de ensueño para elaborar vinos de guarda de gran categoría, dando mucha importancia a la madera para conseguir el perfil que desean. Barrica americana para el disfrute inmediato y francesa para soñar con el futuro.
Eso sí, nada de esto sirve sin una buena materia prima. El viñedo es fundamental y lo constatamos de la mano de su responsable Jesús Hernández, quien supervisa una red de viticultores repartidos por toda la denominación con la que Montecillo ha establecido una relación de décadas. La exigencia es alta, pero también lo es la recompensa. Un camino de confianza en ambas direcciones con el que fortalecen un tejido social y productivo de calidad.
Todas estas palabras están refrendadas con lo que encontramos en cada botella. Los vinos son rotundos, redondos y vibrantes. Su gama clásica tiene todo lo que buscamos en un rioja de manual y en Viña Monty se aprecia un nivel que mira de tú a tú a grandes nombre de la viticultura mundial, así de claro. Ahora toca disfrutar.
El majestuoso Ebro y las crestas de la Sierra de Cantabria a la luz del sol riojano, entre viñedos y lomas, el perfil dorado de Fuenmayor, donde empieza todo.