Nunca fallan: los vinos de la emblemática bodega del Barrio de la Estación son una garantía al nivel del valor del oro. Ante la duda, siempre Muga. [break]
Sus vinos aúnan posturas y afectos, desde las visiones progresistas a las más conservadoras, así como a un público entendido como a otro más neófito. Es decir Muga, y todos a una, más consenso que en Fuenteovejuna.
Premios los tiene todos, puntuaciones de los mejores críticos del planeta, las más altas, y la confianza de los consumidores por las nubes. Aquí tienes auténticos tops, un blanco, cuatro tintos y dos cavas sensacionales (sí, en Rioja también se hace cava), para que tengas de todo ante el calendario de descorches que se nos avecina. Tremendos vinos.
Tradición, autenticidad y vanguardia unidas junto a la búsqueda de la excelencia a través del cuidado extremo de los detalles; vinos cuyo origen son viñedos cultivados sin herbicidas ni insecticidas siguiendo los dictados de la agricultura orgánica.
Y qué decir de la maestría en el empleo de la madera que tanta complejidad aporta a su catálogo. Muga es una de las pocas bodegas que sigue teniendo tonelería propia. Allí sus artesanos cincelan las duelas de un inmenso parque de barricas que ronda las 15.000 unidades.
Asómate a la plenitud y redondez, señas de identidad de esta casa, y súmale la chispa refrescante y cremosa de sus espumosos, así como la elegancia y complejidad de su blanco reserva. Estos son los detalles que hacen que la vida merezca la pena ser vivida.
Desde antiguo la familia Muga ha tenido vinculación con la viticultura. Ya en 1870, Antonio y Baltasar Muga recibieron un premio a la calidad de sus vinos del entonces Ministerio de Fomento.