Descorchar un buen espumoso francés es uno de los grandes placeres que la vida nos ofrece. Pero no solo de Champagne vive el país galo, como nos viene demostrando Veuve Ambal desde hace 100 años. [break]
Los crémants de esta bodega de Borgoña son sencillamente pura magia. Hablamos de una casa emblemática en la elaboración de este tipo de vino, versada en la entrega de placer ilimitado. Su siglo de historia, seis generaciones y amplísima experiencia son la garantía ineludible de su gran éxito.
Esta historia comienza a finales del siglo XIX. Tras el fallecimiento de su marido, Marie Ambal regresa a Rully, su localidad de nacimiento situada en pleno corazón de Borgoña. Comenzó entonces a elaborar espumosos mediante el método tradicional.
Desde ese momento, la pasión por la burbuja impregnó a las generaciones venideras. Charles Roux, nieto de Marie, elevó la marca y sus crémants a un nivel superior. Años más tarde, Eric Piffaut tomó el relevo y llevó la visión de su abuelo a la cima, colocando Veuve Ambal como una de las mayores casas elaboradoras de este vino.
Hoy, es la sexta generación la encargada de guardar el testigo de su larga trayectoria y saber hacer. Dedicación y compromiso, además de talento a raudales, son las bases por las que esta casa se ha convertido en uno de los mayores referente de la zona, lo cual se refleja de forma cristalina en sus elaboraciones.
Charles Roux fue el nieto y primer sucesor de la compañía fundada por Marie Ambal. Él fue quien aseguró el éxito desde 1929, hasta su fallecimiento en 1988.