Miguel Castro

Cuando estuvo listo, regresó a su tierra natal para comenzar su proyecto elaborando vinos de los dos parajes más especiales que tiene la sierra de Montilla, Riofrío Alto y Benavente Alto. 

Su abuelo fue pieza fundamental para que Miguel pudiera ver visto cumplido su sueño, ya que le cedió una pequeña habitación del lagar en la bodega familiar que regentaba. Ahí empezó la aventura de elaborar vinos de cuatro parcelas que se reparten por los mencionados parajes. 

Miguel nos comentó su idea y su filosofía vinícola: “para mí es importante respetar la forma de expresarse que tiene la uva de cada viña que elaboramos, amplificando sus cualidades para así hacer de cada vino un fiel reflejo del terruño del que proviene”.