Gil Pejenaute

Hablamos de una bodega familiar que comenzó elaborando un solo vino, pero qué vino, Las Paradas, que recoge el nombre de la finca homónima que ve nacer una Garnacha de ensueño plantada a 800 metros de altitud en un maravilloso bosque rodeado de encinas, enebros y sabinas. En la actualidad, se ha sumado al porfolio Tabuca. 

Gil Pejenaute cuenta con unas 25 vendimias a sus espaldas. Hasta este momento no había decidido lanzarse en solitario a hacer sus propios vinos aunque proviene de una familia ligada a este mundillo ya que sus abuelos fueron viticultores y bodegueros. 

Su leitmotif es rescatar los viñedos olvidados de la zona de Tabuenca y crear unos vinos que vistan las mesas más exigentes del mundo sin dejar de lado el respeto a la tradición y a la cultura de una zona que forma parte de eso que venimos en llamar España Vacía. Todo hecho con rigor, respeto por la naturaleza y por las personas del entorno, única manera de crear unos vinos de enjundia. 

Este proyecto se basará en dos vinos de finca y uno de villa que irán llegando al mercado de manera escalonada para alcanzar en este 2022 un volumen aproximado de 25.000 botellas anuales.