En el vino como en la vida no es fácil encontrar tu propio camino sin dejar de ser fiel a uno mismo, pero cuando se logra la verdad desborda la copa. [break]
Y eso es precisamente lo que encarna Nanclares y Prieto, el proyecto común asentado en Cambados de un economista burgalés que de niño soñaba con ser campesino y de una gallega de Sanxenxo técnico de laboratorio y emprendedora reconvertida a viticultora. Ambos firman vinos que son el hálito de una tierra de verde y mar infinitos que es imposible no amar.
La de esta pequeña bodega es una historia de azar con hallazgos maravillosos, la sombra del fracaso, un giro argumental y un encuentro que todo lo cambia culminando en un final inesperado y, sobre todo, feliz. Poco imaginaba Alberto que la pasión por navegar en su velero Rosina le llevaría a instalarse en las Rías Baixas donde descubriría otra que le cambiaría la vida: la vitivinicultura. Comenzó trabajando la viña de la casa de labranza típica gallega que compró a su desembarco en Cambados y a elaborar albariño en su propio garaje.
Lo que fue una especie de afición creció poco a poco al ritmo del éxito y mayor demanda de sus vinos. Pero la crisis llegó, las ventas cayeron y las dudas afloraron. La situación era insostenible y Nanclares decidió darse una última oportunidad y arriesgar lanzándose a hacer los vinos con los que siempre había soñado. A esta apuesta a todo o nada se uniría Silvia, de la que había sido cliente en su laboratorio de asesoría a pequeños productores y que la mala situación económica también había abocado al cierre.
Nacía así, en 2015, Nanclares y Prieto Vinicultores, una asociación fundamentada en la búsqueda de la autenticidad con una sola premisa: elaborar únicamente aquello que les gusta, sin atender a modas ni artificios. ¿El punto de partida? Principalmente una docena de pequeñas parcelas de Albariño, pero también dos viñedos centenarios de Mencía, Garnacha tintorera, Godello y Palomino en colaboración con el enólogo Roberto Regal en Ribeira Sacra. ¿Y cómo? reivindicando la tradición y desde un enfoque biodinámico y ecológico.
De esta forma, alumbran su largo porfolio, pero de limitada producción, recuperando las formas de antaño como el pisado con los pies, usando más madera, volviendo a contenedores de siempre como la tinaja, y abogando por una mínima intervención tanto en el viñedo como en bodega para lograr sinceridad, equilibrio y una expresión fidedigna, vibrante, fresca y sabrosa, pero no exenta de elegancia.
Críticos como Luis Gutiérrez, el hombre de Parker en España, considera a Nanclares y Prieto un nombre a seguir en Rías Baixas y más allá, sinónimo absoluto de artesanía, calidad y carácter. Ya no hay duda de que la última mano de Alberto y Silvia ganó de pleno la partida.
“Labregos e artesáns de blancos e tintos”. Así, en gallego, es como se presentan Alberto Nanclares y Silvia Prieto, viticultores y elaboradores asentados en el valle del Salnés.
Bodeboca.com © 2024 - Todos los derechos reservados