La familia Madrid fundó Casa Primicia hace ya más de 60 años en un lugar en el que la viña es ley: Laguardia. Allí han desarrollado su gama de vinos soñados, en cuya creación han participado ya tres generaciones de la estirpe.
Julián Madrid y su esposa, Teresa Castañeda, fueron quienes decidieron darle una nueva oportunidad a la Casa Primicia de Laguardia. Allí se cobraban los diezmos, las primicias y los impuestos a los locales desde el siglo XV.
Seiscientos años después es Julián, hijo de viticultores, quien rescata este edificio para fundar, en 1972, su bodega soñada. Así, el proyecto se asienta sobre uno de los edificios más antiguos de la villa, y las salas de crianza se encuentran en los clásicos calados que agujerean las entrañas de Laguardia.
Hoy son los hijos y los nietos de este matrimonio quienes llevan las riendas de la bodega. La segunda y la tercera generación de los Madrid continúan con el legado familiar. Exportan más de la mitad de las botellas que salen por la puerta de la casa y se han labrado un nombre no solo en nuestro país, sino más allá de nuestras fronteras.
Los viñedos familiares se extienden desde los pies de la Sierra Cantabria, un mito en Rioja Alavesa, hasta la orilla del río Ebro. Allí se encuentra también el paraje Carravalseca, situado entre lagunas y que cuenta con un jardín entre viñedos único. Tanto la bodega como este enclave han sido reconocidos por su singularidad con el premio Best of Wine Tourism.