Castilo de Perelada es una de las más grandes de la denominación ampurdanesa. Este es uno de esos ejemplos en los que la dimensión de su producción no está reñida con la calidad.
La elaboración de vino en el Castillo Perelada está documentada desde la Edad Media, cuando los frailes carmelitas del Convent del Carme producían vino para abastecer a toda la región.
Fue en Peralada donde Miguel Mateu Pla descubrió y se apasionó por el mundo del vino y donde decidió fundar la bodega Castillo Perelada, recuperando una tradición secular que se remonta al siglo XIV. Con los años, su yerno, Arturo Suqué, fue tomando el relevo de un negocio familiar que hoy lidera el nieto de Don Miguel, Javier Suqué Mateu.
Empordà
Esta es la denominación de origen más septentrional de Cataluña, próxima al mar Mediterráneo y los Pirineos, da origen a una climatología muy variada.
La Tramontana ejerce su influencia en el viñedo, es un viento frío proveniente de los Pirineos que abraza el viñedo, aunque a veces se puede volver hostigador y turbulento.
Viñedos
En un área reducida de terreno, el Empordà concentra una variedad de suelos que se da en muy pocos lugares del mundo. De naturaleza granítica en las zonas montañosas, de pizarra las laderas, y de arena los valles, con sedimentos de origen fluvial, gravas y arcillas.
En definitiva, tierras que han visto cómo distintas civilizaciones cultivaban el arte del vino. Esta heterogeneidad de las tierras en las que crecen sus viñedos, repartidos en 140 hectáreas divididas en cinco fincas, permite a Castillo Perelada obtener unas uvas con una amplísima gama de matices.
La variedad de suelos del Empordà se refleja en las distintas fincas de Castillo Perelada, que cuenta con suelos de pizarra en Garbet, de grava en La Garriga, francoarcillosos en Malaveïna.
La bodega ha decidido aprovechar los rasgos diferenciales que cada uno de estos terrenos imprime a la uva para apostar por los denominados vinos de “terroir” o de finca: unos vinos cuya personalidad viene marcada por el viñedo en el que nacen.
Variedades de uvas
En lo que se refiere a las variedades tintas, domina la Cariñena o Samsó, que constituye la base de la viticultura ampurdanesa junto con la Garnacha tinta (denominada en la zona Lledoner).
Estas variedades tradicionales se complementan con nuevas variedades que se van introduciendo, como pueden ser el Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah. También están autorizadas la Cabernet Franc, Monastrell y Garnacha peluda.