Durante quinientos años, los Philipponnat han dejando huella en el terruño de Champagne. Generaciones de hombres y mujeres han cultivado la tierra en Ay, el hogar de la familia desde los tiempos de Apvril, quien se hizo con viñas en Le Léon.
La maison, que data de 1910, es venerada por el viñedo amurallado que la rodea, una parcela de 5,5 hectáreas llamada Clos des Goisses. Un terroir único que da origen a su botella más famosa y codiciada, conocida entre los más entendidos como su "cuvée superstar".
La filosofía de la casa es borgoñona, con elaboraciones artesanales y un profundo apego por el terruño de Mareuil de viñas viejas y bajos rendimientos. Maestros en el arte del ensamblaje, usan sabiamente el roble para no opacar sus vinos y las fermentaciones parciales, sin maloláctica, ayudan a conseguir una frescura característica. Aún así no existe una receta concreta, porque cada champagne se elabora teniendo en cuenta las exigencias de cada cosecha.