En 1898, Francesco Nicosia, bisabuelo del actual propietario, decidió abrir su primera tienda de vinos en Trecastagni, en la ladera oriental del Etna.
Era la época dorada de los vinos del Etna, reconocidos en toda Europa por su mineralidad personalidad "volcánica".
Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XX cuando la familia llegó a un punto de inflexión empresarial, gracias a la tenacidad, el valor y el espíritu innovador de Carmelo Nicosia, el actual propietario.
Con grandes inversiones en la ampliación y reestructuración de los viñedos y la construcción de una moderna bodega, contribuyó a transformar la empresa familiar en uno de los principales protagonistas del renacimiento del vino siciliano en Italia y en el mundo.