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Localización y otros datos de interés
Numanthia
C/ Real s/n
49882 Valdefinjas ZM
España
Año de fundación
1998
Superficie total de viñedo
148 ha.
Ubicada en el pueblo de Valdefinjas, Zamora, Numanthia elabora la mejor versión de la Tinta de Toro a partir de algunos de los viñedos más antiguos del mundo.
La bodega zamorana es la reconocida guardiana de un patrimonio vitivinícola español único. Los viñedos de Tinta de Toro de la finca, entre los más antiguos del mundo, tienen entre 30 y 200 años. Esculpidos por el tiempo, estos viñedos prefiloxéricos de vides sin injertar han sobrevivido milagrosamente a décadas de extremos climáticos.
El propósito de Marcos y Miguel Eguren era obtener el mejor vino de Toro. En 2008, poco tiempo después de que su Thermanthia 2004 obtuviera 100 puntos de parte de Jay Miller, el colaborador por aquel entonces de Parker en España, la bodega pasó a formar parte del grupo francés LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy). En 2009 Manuel Louzada se convirtió en su gerente, hasta que en 2015 dejó la compañía.
La bodega dispone de unas 198 hectáreas de viñedo repartidas en 200 parcelas situadas en los municipios de Valdefinjas y Toro. 20 hectáreas están plantadas con viñas de entre 70 y 100 años de edad. Además, hay una finca excepcional, Teso de los Carriles, en Argujillo, que tiene 4,8 hectáreas y vides de más de 120 años.
El viñedo está formado por más de ocho tipos de terroir diferentes orientados al sur-suroeste con una altitud media de 700 metros y una composición de suelos arenosos sobre subsuelo arcilloso. La uva de la comarca es la Tinta de Toro, variedad de racimo grueso y uvas pequeñas y muy ricas en color y taninos fuertes. Son viñedos con un rendimiento muy bajo que han sabido adaptarse a un clima extremo reduciendo su producción pero ofreciendo a cambio una alta concentración de fruta y estructura. Por todo ello, Numanthia es la única bodega de Toro que refleja plenamente la diversidad de terroir de la región.
La bodega promueve la biodiversidad a través de prácticas vitícolas sostenibles. Nunca ha utilizado pesticidas ni herbicidas y la baja densidad de plantación hace que no sea necesario el riego. Actualmente, el 100% de los viñedos de la finca están certificados como ecológicos y la bodega apoya a sus socios viticultores en su reconversión. La finca también posee 16 hectáreas de pinar que se protegen como reserva de biodiversidad para salvaguardar el hábitat natural de la flora y fauna autóctonas.
Numanthia emplea la infusión en lugar de la extracción, lo que permite que las uvas revelen todo su potencial y garantiza el equilibrio único de elegancia y potencia, tan característico de la marca. Los vinos se envejecen en barricas o fudres de roble francés, en vasijas de terracota, o en cubas de hormigón, y se guardan en bodega antes de salir al mercado, entre dos y cinco años, para que estén perfectos para su disfrutre.
La región de Toro presume de una larga tradición vinícola. Existen pruebas de la elaboración de vinos desde el siglo I a. C. Al parecer, los comerciantes griegos de vino enseñaron a las tribus celtas locales a fermentar la uva. Pero a finales del siglo XIX parecía que esta larga tradición se iba a quebrar con la irrupción de la filoxera que devastó los viñedos de gran parte de Europa. El insecto infectaba y contaminaba las raíces de los viñedos dejándoles solo tres años de vida después del primer ataque. En la mayor parte de Europa la solución llegó con el injerto de viñas de origen americano resistentes a la plaga.
Sin embargo, en la comarca de Toro, los viñedos que crecían sobre un suelo arenoso no se vieron afectados, pues el insecto no podía construir los túneles por los que llegaba a las raíces. Esto constituye un hecho, si no excepcional, sí infrecuente, pues muy pocas zonas lograron esquivar la plaga. Esta particularidad ha permitido que desde finales del siglo XIX y principios del XX, los vinos de Toro se vengan exportando a otros países de Europa.
Después de la plaga, los nuevos viñedos de Toro se plantaron seleccionando vides prefiloxéricas específicas de la región. Estos nuevos viñedos serían plantados también sin injertar, es decir, sobre su pie original, lo que se conoce como pie franco. En cambio, el resto de vides de Europa tuvieron que ser injertados sobre pie americano.
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