La historia de Can Rafols dels Caus comenzó en 1979, cuando el inquieto viticultor Carlos Esteva decidió irse a vivir a la finca de su abuelo ubicada en el Garraf (Barcelona).
La llegada de Esteva al Garraf supuso una revolución, ya que no solo se aplicó en restaurar la noble e histórica masía que se encontraba en ruinas, sino que regeneró la explotación de sus viñedos plantando nuevas variedades y métodos de cultivo.
25 años después del inicio de su actividad enológica, Carlos Esteva decidió dar un gran paso con la construcción de una nueva bodega que le permitiera trabajar mejor las microvinificaciones que estaba llevando a cabo con diferentes uvas y parcelas de la finca. Esta nueva bodega está incrustada totalmente en el entorno del Macizo del Garraf, y es invisible desde el exterior, por lo que se encuentra completamente integrada en el paisaje y proyectada a diferentes niveles con el fin de facilitar la vinificación por gravedad.
Actualmente Can Ràfols dels Caus es una de las bodegas más singulares de Europa. Por su parte, Carlos Esteva puede presumir de haber sido nominado titular de la prestigiosa Académie Internationale du Vin gracias, entre otras cosas, a su capacidad para producir vinos de características muy diferenciadas entre sí en una misma zona, como reflejan la veintena de vinos que forman parte de su portfolio.
Por lo que respecta al entorno, el Macizo del Garraf constituye un paisaje original y único en Cataluña, formado por una gran masa calcárea perteneciente al extremo meridional de la Sierra del Litoral y limitada por los llanos del Penedès y el mar Mediterráneo. Se trata de un paisaje compuesto por una sucesión de colinas redondeadas surcadas por valles profundos y vertientes escarpadas, dejando a la vista paredes rocosas de color gris blanquecino. En definitiva, un lugar mágico pero cuya orografía limita mucho su cantidad de tierra cultivable.