Norrel Robertson, el Escocés Volante, llegó a Calatayud hace más de diez años buscando un lugar bien comunicado que le permitiese continuar su labor de asesor enológico en diferentes proyectos vitícolas en España y el sur de Francia.
Después de recorrer las zonas vinícolas de medio mundo, obtener el título de Master of Wine y formarse en Viticultura y Enología en Nueva Zelanda, fueron las viñas viejas que se pueden encontrar en esta comarca zaragozana las que le cautivaron. Creó "El Escocés Volante" como empresa y asentó sus raíces y las de su familia en Calatayud.
Su primer vino fue Manga del Brujo 2004, con el que quiso dar su propia interpretación de las Garnachas viejas de esta zona. Con la misma filosofía, otros vinos han ido incorporándose más tarde a su portafolio bilbilitano, resaltando la singularidad de algunos viñedos que localizaba, como el llamado Caña Andrea.
Sus vinos se han hecho un hueco propio entre los que la zona de Calatayud ofrece, tanto por sus nombres y etiquetas desenfadadas como por ser capaz de subrayar la frescura de una variedad, la Garnacha, sin renunciar por ello a todo su potencial frutal.
Inquieto por naturaleza y haciendo honor a su pseudónimo (aunque puntualiza que la mayoría de kilómetros por la península los hace en coche y no volando), su empeño por resaltar el rico patrimonio vinícola español le ha llevado a elaborar también en otras regiones como Rueda, Rías Baixas o Murcia.